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Narraciones de temática indígena en La Estrella de Chile

En las páginas de La Estrella de Chile se publicó un conjunto de narraciones de temática indígena, ambientadas entre los periodos conocidos por la historiografía tradicional como Conquista y Colonia. Estas obras -referidas en su época como "novela indiana"- aparecieron entre 1867 y 1875, contexto en que se discutía en torno a la laicización del Estado, se legislaba en favor de la libertad de culto y se llevaba a cabo la ocupación militar y colonización de La Araucanía (Láscar, Amado. "Consolidación del estado-nación y las contradicciones de la perspectiva indianista: Gualda, Cailloma y A orillas del Biobío". Alpha. Número 21, diciembre de 2005, p. 83-84).

En el ámbito de las letras, estas narraciones aparecieron "a pocos años de lo que se considera como el nacimiento de la novelística nacional" con la publicación de La aritmética en el Amor (1860) de Alberto Blest Gana (1830-1920), quien también dio a conocer una novela de temática indígena: Mariluán (1862) (Láscar, p. 83-84).

Los autores de estas obras fueron colaboradores católicos frecuentes del medio y también miembros del Partido Conservador. En 1867, Máximo Ramón Lira (1846-1916) publicó Gualda (leyenda indiana) y, en 1870, A orillas del Biobío, ambas por entregas. En este mismo año, Raimundo Larraín Covarrubias (1851-1919) publicó Cailloma, leyenda indiana. En el sexto año de existencia de la revista, en 1875, aparecieron otras dos narraciones de temática indígena, "Un soldado como pocos" de José Ramón Ballesteros (1843-1903) y "El amor de un indio" de Carlos Aldunate (1856-1931).

Se ha indicado que estas obras publicadas en La Estrella de Chile tuvieron como centro un discurso evangelizador. En el caso de Cailloma, la narración se ambientó en el tiempo -con características míticas- en que "los españoles aún estaban consolidando su poder en la zona central de Chile" (Láscar, p. 72). Esta historia narró el drama amoroso entre Don Luis, el hijo de un encomendero, y Ghùlqüendula, hija de Cailloma, machi mapuche. El amor de los jóvenes se presentó como imposible debido a la rivalidad existente entre sus pueblos. Se ha indicado que el aspecto evangelizador es "muy fuerte y explícito" en "el monólogo interior de Ghúlgüendula, la hija del machi, enamorada del blanco. Está presente la oposición paganismo-religión católica cuando Ggúlgüendula se dirige a la virgen católica porque cree encontrar en ella más comprensión que en sus propios dioses" (Foresti, Carlos; Löfquist, Eva y Foresti, Álvaro. La narrativa chilena desde la Independencia hasta la Guerra del Pacífico. Tomo II. Santiago de Chile: Andrés Bello, 2001, p. 215). Ghúlgüendula implorando expresó: "Tú, más poderosa que los dioses que habitan en chozas de fuego, eres amada en el pecho de Ggúlgüendula; y has sido preferida por ella al dios de su padre que no sabía consolarla" (Larraín, Raimundo. "Cailloma. Leyenda indiana". La Estrella de Chile. Año IV, número 166, 4 de diciembre de 1870, p. 140).

En relación con la aparición de las primeras tres obras que se publicaron entre 1867 y 1870 en La Estrella de Chile, se ha planteado que dieron cuenta de una "división o al menos una disidencia" al interior del pensamiento católico respecto a la inclusión de lo indígena como parte del imaginario novelístico (Lascar, p. 66).

En 1870, en el mismo número en que se publicó "A orillas del Biobío" también se dio a conocer la primera parte del artículo "La novela y sus escollos" de Zorobabel Rodríguez (1839-1901), otro frecuente colaborador de La Estrella de Chile. En él, Rodríguez criticó la inclusión de lo indígena como asunto en la novela. Así, un sector de la revista -representado por Rodríguez "como voz pública indudablemente hegemónica"- planteó que lo indígena debía ser cancelado. En contraste con esta posición, se ha señalado que los autores que escribieron narraciones de temática indígena asimilaron la idea de La Araucana como texto fundador y "recuperaban a los indígenas dentro del imaginario contemporáneo con un criterio piadoso aunque no por eso menos 'civilizador'" (Láscar, p. 66).