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El impacto ambiental de la Refinería y Fundición de ENAMI-Ventanas en la revista La Unidad (1969-1973)

La Unidad: Órgano oficial de los obreros de ENAMI-Ventanas fue una revista mensual publicada por la Asociación de Operarios de la fundición y refinería de cobre de ENAMI-Ventanas ubicada en la comuna de Puchuncaví, entre 1969 y 1973, bajo la dirección del empleado y delegado del personal Carlos García.

La revista -dirigida principalmente a los trabajadores del sindicato- abordó temas diversos relacionados con la vida cotidiana en las faenas y con la política nacional, como, por ejemplo, el trabajo en las distintas plantas del complejo, las elecciones de los directivos sindicales, el proceso de nacionalización del cobre, la "batalla por la producción" y el apoyo al gobierno de la Unidad Popular, así como dio espacio a apelaciones contra el acoso sexual realizadas por trabajadoras de la planta.

En términos del impacto sanitario y ambiental de la empresa, desde su primer número, publicado en noviembre de 1969, La Unidad presentó denuncias de los obreros sobre los peligros para su salud y seguridad al interior de las faenas: gases y polvos tóxicos, temperaturas extremas, cargas pesadas, peligros de caída desde grandes alturas -como las chimeneas-, lesiones ergonómicas, largos turnos, entre otros riesgos. A pesar de todas estas denuncias, Carlos García, director de la revista, observó la ausencia de reconocimiento de estos problemas por parte de la empresa, que manifestaba "que no existen gases tóxicos, que las úlceras no son enfermedades profesionales aun teniendo las estadísticas de tan alto porcentaje de enfermos" (García, Carlos. "No hay mejor conversador que aquel que sabe escuchar". La Unidad. Año II, número 10, julio de 1970, p. 1).

La revista incluso publicó, en relación con las permanentes consultas de los obreros de la planta, un artículo del Departamento de Higiene, Seguridad y Medicina del Trabajo de Santiago, en el que se disipaba el mito de que la leche fuera un remedio antitóxico eficaz, señalando que cuando "el obrero ingiere la leche se produce un rápido almacenamiento del plomo que ha sido aspirado o ingerido, fijándose en forma inerte, especialmente en los huesos. El uso constante de la leche impide que el plomo vuelva a movilizarse y a eliminarse. (…) En ningún caso la leche basta por si sola para corregir los efectos de un ambiente inadecuado de trabajo, especialmente si la exposición al riesgo es alta" (Galleguillos Arancibia, Raúl. "La leche como antitóxico". La Unidad. Año II, número 12, septiembre de 1970, p. 23).

Antes del golpe de Estado de 1973, las medidas preventivas y los equipos de protección fueron gradualmente mejorados, pero aún había vacíos importantes. En 1972, ENAMI y la Federación de Trabajadores de la empresa constituyeron un Comité Paritario Permanente de Seguridad, el cual redactó un informe sobre contaminación debido al uso de productos químicos, como la soda cáustica, en el que se destacó la urgencia de las reformas en torno a la seguridad de los trabajadores, la manipulación de esos productos, el tratamiento de los residuos químicos y el posible impacto que estos causaron en el entorno de la fundición y refinería (La Unidad. Año III, número 28, julio-agosto 1972, p. 10-11).

Si bien la contaminación en la zona de emplazamiento de la empresa fue discutida de forma menos frecuente en la revista, sí hubo artículos que abordaron esta preocupación, como por ejemplo, en "Puchuncaví y su destino": "Las autoridades y vecinos en general de la Comuna de Puchuncaví están conscientes de la importancia del complejo industrial de Las Ventanas, y se sienten orgullosos de tenerlo en su jurisdicción. (…) La inquietud de los agricultores que surgió desde un comienzo, por las posibles emanaciones de la fundición que afectaran al campo, en la práctica fue confirmada" (Herrera, Guillermo. "Puchuncaví y su destino". La Unidad. Año II, número 21, septiembre de 1971, p. 5).

A comienzos de 1973, ENAMI preparó un proyecto que incluía la instalación de una planta de ácido sulfúrico para capturar una parte de las emisiones de azufre, un reactor de fusión flash y otras tecnologías más avanzadas, las que fueron destacadas en la revista (La Unidad. Año IV, número 32, febrero-marzo de 1973, p. 11-12). La Unidad comentó que la planta de ácido habría reducido "la gran cantidad de gases sulfurosos que, en este momento, se pierden en la atmósfera causando serios problemas a los productores agrícolas y la población en general" (La Unidad. Año IV, número 33, abril-mayo de 1973, p. 12).

Aunque la reforma a las condiciones sanitarias y de seguridad de la fábrica no solucionaría definitivamente el problema de la contaminación del área circundante y de los trabajadores, sí constituyó un paso concreto respecto a dicho impacto ambiental. No obstante, el golpe militar hizo que las medidas proyectadas fueran postergadas aproximadamente dos décadas, tiempo en el que ENAMI-Ventanas operó sin sistema de captura de emisiones o algún tipo de mecanismo para mitigar sus efectos nocivos, lo que impactó a mediano y largo plazo en el territorio y la salud de su población.


Cápsula desarrollada en colaboración con el proyecto "Trabajadores entre la precariedad y la crisis ecológica en Chile e Italia", financiado por Leverhulme Trust (ECF-2020-004).

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