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Casos emblemáticos

Frente a los altos niveles de contaminación atmosférica de la Fundición Ventanas, cuyas nubes negras eran visibles desde gran distancia, el año 1992 se obligó, a través del Decreto Supremo (D.S) N°185, a la Empresa Nacional de Minería y a Chilgener S.A., propietarios del complejo industrial, a tener una red de monitoreo permanente en la zona de influencia de la fundición, junto con exigir presentar un Plan de Descontaminación antes de julio de 1992.

Dos años después (D.S. Nº 346 del Ministerio de Agricultura) el área fue declarada saturada de material particulado respirable y de anhídrido sulfuroso, gas incoloro que en altas concentraciones puede producir corrosiones graves a la piel, ojos y ductos respiratorios. El Plan de Descontaminación definió una serie de medidas encaminadas a controlar los niveles de contaminación: límites de emisión, plazos y procesos tecnológicos, entre otros aspectos. De este modo, se logró bajar el material particulado de 9,3 en 1993, a 2,7 en 1999. En el mismo sentido, el D.S. N° 165 del año 1998, fijó la regulación del contaminante arsénico lanzado al aire, estableciendo un límite de emisión a contar del año 2000.

Otro caso emblemático lo constituyó la Fundición Caletones, de la División El Teniente, que en 1994 (D. S. N° 179 de la Secretaría General de la Presidencia) fue declarada zona saturada de anhídrido sulfuroso y material particulado, aprobándose un Plan de Descontaminación en 1998 (D.S. N° 81 de la misma cartera de Estado). Con el fin de cumplir lo dictaminado en esta ordenanza, la División El Teniente estableció acciones claves, entre las que se cuentan: cambio del esquema operativo de la Fundición, adecuación de una red de monitoreo, construcción de dos plantas de limpieza de gases y, en un hecho inédito, la erradicación del Campamento de Sewell. Todo esto implicó altísimos niveles de inversión, los que al año 2002 ascendían a 225 millones de dólares.