Los autores critican a los críticos

En diciembre de 1932, la revista Lecturas publicó el artículo "Los autores critican a los críticos", el que dio inicio a una serie de textos acerca de la visión de algunos escritores nacionales sobre la labor de los críticos y la crítica literaria en general.
En la introducción al artículo, la revista indicó que quiso "verter las distintas corrientes de opinión sobre la crítica literaria que hasta hoy se ha ejercido en Chile. Cuatro conocidos autores abordan aquí este tema. Todos opinan en contra. ¿No habrá alguno que lo haga en pro? Lecturas publicará con gusto su opinión" ("Los autores critican a los críticos". Lecturas. Año I, número 6, 22 de diciembre de 1932, p. 36).
Los autores que dieron a conocer su punto de vista fueron Pablo Neruda (1904-1973), Salvador Reyes (1899-1970), José Santos González Vera (1897-1970) y Juan Marín (1900-1963). En particular, se refirieron al trabajo de Emilio Vaïsse (Omer Emeth) (1860-1935), Roberto Meza Fuentes (1899-1987) y Domingo Melfi Demarco (1892-1946), quienes escribían en El Mercurio. Melfi, además, para esta fecha era director de la revista Atenea. Otros de los críticos aludidos fueron Hernán Diaz Arrieta (Alone) (1891-1984), quien colaboraba en La Nación, y, también, aunque no fue nombrado explícitamente, Raúl Silva Castro (1903-1970), quien colaboraba en El Mercurio.
Tal como lo anunció Lecturas, las opiniones de los escritores fueron de reprobación respecto a la labor de la crítica literaria en Chile. Entre los argumentos planteados se sostuvo que la crítica realizada no guiaba a los lectores y los críticos no reconocían las obras literarias de valor, además de indicar que la labor crítica era ejercida por pocas personas.
Neruda, por ejemplo, se refirió a dos críticos en concreto, Omer Emeth y Alone, indicando que el primero estuvo más de veinticinco años expresando su juicio y "nunca encontró personas de valor efectivo", mientras que en el caso de Alone expresó que si bien su crítica era menos "perniciosa", tenía un "verdadero sistema de adoración totémica por ciertos valores inexistentes o fantasmales, porque en cuanto aparece un nuevo valor, corre a compararlo con sus ídolos". Sostuvo, además, que "los libros chilenos, en general, se han impuesto en contra de su juicio o han fracasado a pesar de sus altisonantes ditirambos" (Neruda, Pablo. "Los autores critican a los críticos". Lecturas. Año I, número 6, 22 de diciembre de 1932, p. 36).
En su posición sobre la labor crítica, González Vera señaló que "si un comentador de libros tomase una obra proponiéndose evitar los ditirambos y los chistes, y la juzgase dentro de la modalidad estética que ella representa y justipreciara su asunto y estilo, arribaría siempre a conclusiones instructivas para el escritor y orientadoras para el lector que sabría con seguridad elegir sus libros". En este sentido, González Vera mencionó que Alone y Melfi, aunque ejercían la crítica, "no realizan siempre el objetivo fundamental de esta" sino que, en cambio, "han creado un género mixto que participa del ensayo y de la literatura" (González Vera, José Santos. "Los autores critican a los críticos". Lecturas. Año I, número 6, 22 de diciembre de 1932, p. 36).
Respecto de Roberto Meza Fuentes (1989-1987), González Vera señaló que era "quien mejor encaja en su función, aunque la realice frondosamente" (González Vera, p. 36). Por su parte, Salvador Reyes consideró que Meza Fuentes realizaba su labor de forma honrada y que llegaba "a los libros con cariño, con buen espíritu, sin petulancia ni doblez" (Reyes, Salvador. "Los autores critican a los críticos". Lecturas. Año I, número 6, 22 de diciembre de 1932, p. 37-38).
"Los autores critican a los críticos" provocó comentarios por parte de algunos críticos literarios, quienes respondieron desde sus espacios en la prensa, como fueron los casos de Rafael Cabrera Méndez, que publicó en Las Últimas Noticias el texto "La querella de los escritores", y Arturo Torres Rioseco (1897-1970), con el artículo "¿En defensa de nuestros críticos?" en El Mercurio.
Cabrera Méndez indicó que le pareció exagerada la visión "tan defectuosa" de la crítica en Chile presentada por los autores. De este modo, se preguntó: "¿No será que los defectos que se imputan a la crítica sean defectos del escritor en general y que en ella se hacen más notorios porque su misión consiste precisamente en superarlos?" (Cabrera Méndez, Rafael. "La querella de los escritores". Las Últimas Noticias, 31 de diciembre de 1932, p. 6).
Por su parte, Arturo Torres Rioseco indicó que era "sugerente que todas ellas sean de carácter negativo: que ninguno de los consultados vea en la crítica chilena algún valor". Este autor indicó que a los críticos era pertinente exigirles sensibilidad, talento y reconocimiento de causa, cualidades que reconoció que existían en los críticos nombrados -con la excepción de Omer Emeth-.
En este sentido, Torres Rioseco indicó, por ejemplo, que "Diaz Arrieta posee una fina sensibilidad, tiene talento y conoce bien, no solo nuestra literatura, sino también la francesa y la española; idéntico es el caso de Meza Fuentes. Silva Castro tiene el prurito de preocuparse en exceso de formas, a veces de ideas y aparentemente carece de sensibilidad; conoce a fondo, sin embargo, nuestra producción literaria. Domingo Melfi se va alejando paulatinamente de los temas literarios e inclinándose a la sociología. Con todo, es de lo mejor que hay en este país" (Torres Rioseco, Arturo. "¿En defensa de nuestros críticos?". El Mercurio. Santiago, 1 de enero de 1933, p. 9).
Lecturas dio a conocer las reacciones aparecidas en la prensa a "Los autores critican a los críticos", entre los que mencionó los textos de Cabrera Méndez y Torres Rioseco. Además, la revista publicó un texto de Antonio Vekaric con el título "Extraordinario hallazgo de un defensor. Los críticos encuentran buen abogado".
Similar a las posturas de Torres Rioseco y Cabrera Méndez, Vekaric tomó una posición a favor de la crítica escrita en Chile indicando que esta no era pedante ni dogmática; se refirió a ella como "literaria, a menudo más literaria que muchos cuentos y novelas de algunos 'talentos', que se creen 'colosos' aunque caminan por los caminos tortuosos, siguiendo las huellas de los escritores europeos, especialmente rusos y franceses" (Vekaric, Antonio. "Extraordinario hallazgo de un defensor. Los críticos encuentran buen abogado". Lecturas. Año I, número 8, 19 de enero de 1933, p. 52-53).
El 16 de febrero de 1933 apareció en Lecturas el último artículo relacionado con "Los autores critican a los críticos". En él, se incluyó el punto de vista del escritor español José María Souvirón (1904-1973) -en ese momento residente en Chile- y los chilenos Januario Espinoza (1879-1946), Luis Durand (1895-1954) y Guillermo Koenenkampf (1891-1974).
De tales juicios, en general, se reiteraron algunas ideas ya planteadas como el provecho de la crítica para los lectores y los escritores, a quienes era útil en tanto servía para mejorar sus textos. Sin embargo, el ejercicio crítico que se daba en Chile nuevamente fue reprobado. Una de estas voces fue la de Luis Durand, quien indicó que "la crítica literaria es necesaria y provechosa hasta cierto límite. Me refiero a la crítica hecha con altura de miras, desposeída de toda influencia personalista para emitir sus juicios, y ajena por completo al grado de simpatía que el crítico sienta por el autor" (Durand, Luis. "Y otra vez los autores y críticos…". Lecturas. Año I, número 10, 16 de febrero de 1933, p. 60).
Complementos
- Mamita. Revista semanal de cuentos infantiles (1931-1933)
- Empresa Letras (1926-1936)
- Guillermo Labarca Hubertson (1879-1954)
- Leyendo para el lector
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- Luis Enrique Délano en Lecturas
- Manifiesto de poesía decoracionista
- “Recuerdos de niño” y “Memorias viejas” de Guillermo Labarca