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La doctora Ernestina Pérez y las profesiones femeninas

En junio de 1931, María Monvel (1899-1936) publicó una entrevista a la doctora Ernestina Pérez Barahona (1868-1951), en la revista Para todos. Este texto fue parte de un conjunto de entrevistas publicadas por Monvel en 1931 que, por lo general, aparecieron en la primera página y que la entrevistadora firmaba como "M." o "M. M.". La mayor parte de estas entrevistas fueron hechas a mujeres intelectuales y profesionales.

Pérez fue la segunda mujer en graduarse como doctora en Chile y Latinoamérica, y la primera en realizar estudios de medicina en el extranjero. En 1927, la Agrupación Médica Femenina le rindió un homenaje con motivo del cincuentenario del Decreto Amunátegui (1877), que permitió el ingreso de mujeres a la universidad. En esta ocasión se inauguraron dos bustos en su honor (Díaz Muñoz, Juana. "Palabras de la doctora Juana Díaz Muñoz". En Unión Chilena de Mujeres. Homenaje a la doctora Ernestina Pérez Barahona. Santiago: Talleres Gráficos Lautaro, 1953, p. 4-5).

De manera paralela a su labor como doctora, Pérez participó de varias asociaciones de mujeres durante las primeras décadas del siglo XX, como fue el caso de Círculo de Lectura, el Club de Señoras de Santiago y el Consejo Nacional de Mujeres, del cual Ernestina Pérez fue electa como su primera presidenta (Scholten, Hernán; Salas, Gonzalo; Ramos-Vera, José; Ossa, Julio César; y Pardo-González, Elizabeth. "Ernestina Pérez Barahona (1865-1951): La medicina al rescate de la raza chilena". Revista Médica de Chile. Volumen 148, número 3, 2020, p. 388).

En 1931, año de aparición de la entrevista en Para todos, Pérez continuaba con su participación en organizaciones femeninas como una de las fundadoras de la Asociación Nacional de Mujeres Universitarias de Chile, agrupación que tuvo como objetivos establecer cooperación entre las universitarias; extender y mejorar sus "oportunidades culturales, económicas y sociales de la mujer profesional"; y "elevar la condición de la mujer en general, especialmente en sus aspectos cultural, económico y cívico" (Asociación de Mujeres Universitarias de Chile. Estatutos de la Asociación de Mujeres Universitarias de Chile. Santiago: Prensas de la Universidad de Chile, 1939, p. 3). En este espacio, Pérez se relacionó con otras intelectuales, como fue el caso de Amanda Labarca (1886-1975) y Elena Caffarena (1903-2003) (Scholten, Ramos-Vera, Ossa y Pardo-González, p. 388).

A diferencia de otras entrevistas -como, por ejemplo, las que realizó a María Martos, una de las fundadoras del Lyceum Club de Madrid y a los directores del liceo La Deutsche Vorschule de Los Leones-, Monvel no dio más información contextual sobre Ernestina Pérez, por lo que se le presentaba como una figura conocida para el público (Monvel, María. "La doctora Ernestina Pérez y las profesiones femeninas". Para todos. Año IV, número 8, 9 de junio de 1931, p. 1).

En la entrevista, Monvel consultó a Pérez respecto de su experiencia durante los años de estudio de Medicina y si había tenido tropiezos al cursar la carrera, respecto a lo cual la doctora indicó que estaba satisfecha y que no había tenido dificultades, al contrario "alumnos y profesores fueron muy buenos" con ella (Pérez citada por Monvel, p. 1).

Según explicitó Monvel, el objetivo de la entrevista era saber si la doctora aconsejaba o no a las estudiantes seguir los estudios de medicina, en el sentido de si era una "buena y lucrativa profesión". Pérez indicó que no le aconsejaba ni a mujeres ni a hombres pues no era una carrera lucrativa, ya que existían muchos médicos en el país. Señaló que su caso era una excepción al haber sido una de las primeras doctoras y tener la posibilidad de perfeccionarse en el extranjero (Pérez citada por Monvel, p. 1).

Si bien Pérez fue parte de la Asociación de Mujeres Profesionales, en esta entrevista afirmó que las mujeres no debían trabajar pues tenían ya "bastante con la casa y los hijos que, ¡vaya si constituyen una labor! Una casa amable, unos hijos bien tenidos, bien educados por su propia madre, ¿habrá mejor? No me gustan las institutrices aunque usted tenga una para sus hijos…" (Pérez citada por Monvel, p. 17).

Como argumento, Pérez indicó que había observado que "es muy corriente que cuando la mujer trabaja el marido trabaja menos y entonces la mujer tiene que cumplir un triple esfuerzo, ya que su trabajo, es siempre peor remunerado que el del hombre. Y eso es demasiado. Su salud padece y al fin decae. No olvide usted: los polos opuestos, el sexo y la cabeza, no pueden, no deben trabajar simultáneamente. Esto es, en muchos casos, la única causa de esterilidad" (Pérez citada por Monvel, p. 17).

Pérez se había especializado en el ámbito de la ginecología, por lo que su opinión respecto a la dimensión reproductiva era presentada en la revista como la de una autoridad. La doctora, no obstante, precisó que esta opinión correspondía solo para el caso de las mujeres "casadas y felices", pues para aquellas "solteras y no felices" aconsejaba las "carreras que pueden ejercerse en casa, por ejemplo, farmacia, dentística", pues le parecía que el "callejeo obligado me parece nefasto para una mujer" (Pérez citada por Monvel, p. 17).

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