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Manuela Infante (1980-)

He escrito entonces unos textos sobre el pasado llenos de agujeros para ver si el presente ponía su rostro y se hacía figura. Para ver si de algún modo se confesaba

(Manuela Infante. "Figura y fondo". Prat, seguida de Juana. Santiago: Ciertopez, 2004, p. 120).

Desde el estreno de Prat (2001), la historia ha sido, para Manuela Infante y la compañía Teatro de Chile, la fuente que nutre tanto la escritura como la puesta en escena de sus obras. Prat, como primera reflexión sobre los mecanismos por los cuales se construye el discurso histórico, se enfrentó a la figura oficial del héroe nacional Arturo Prat Chacón representándolo como un adolescente vulnerable, estrategia que generó revuelo en instituciones conservadoras del país y puso el foco de la prensa sobre los jóvenes integrantes de Teatro de Chile. La obra Juana (2004), alejada de las polémicas mediáticas, reinterpreta la figura de la santa francesa como una joven campesina que cree de manera absoluta en las voces que en su cabeza le comunican su destino como salvadora de Francia. Para Eduardo Thomas, tanto Prat como Juana proponen -a través de la desmitificación de los héroes nacionales y la renovación de los imaginarios culturales- "un modo saludablemente transgresor, desacralizador y revitalizador de relacionarse el arte con la memoria histórica de los pueblos" ("Intertextos y memoria en Juana de Manuela Infante". Revista Chilena de Literatura, número 77, noviembre de 2010, p. 189).

Otra de las características que, se ha dicho, definen el trabajo artístico de Infante y la compañía Teatro de Chile, es la reflexividad propia de cada uno de los montajes que van poniendo en escena la metodología de trabajo y el proceso de construcción de las obras. En el teatro tradicional, estos procesos constructivos no se muestran en el montaje, como afirma Andrea Jeftanovic: "Lo tradicional es que el proceso de indagación sea invisible en el resultado; aquí, por el contrario, se exhibe en el escenario a modo de ensayo, de fragmento y residuo" ("Manuela infante: la antidramaturga". Un siglo de dramaturgia chilena, volumen IV. Santiago, Comisión Bicentenario Chile, 2010).

Cristo (2008), que en términos generales es una continuación del trabajo de relectura de la historia emprendido por Teatro de Chile, se abre a otras posibilidades. A la vez que pone en escena un método singular de trabajo, vuelve a pensar los mecanismos de representación a partir del uso de nuevos formatos de registro como el video digital que obligan a modificar la concepción del montaje teatral. En palabras de Infante: "Venimos tocando el tema de la realidad y la representación histórica desde el principio, pero ahora vamos más lejos y eso modificó la estructura formal. Por ejemplo, incluimos el video y el documental, nunca lo habíamos hecho" ("Cristo es de cartón". LCD. Semana del 6 al 12 de enero, 2008, p. 53).

La reinterpretación de la historia, la reflexividad del montaje y la mezcla de medios forman parte del afán experimental de la poética teatral de Infante. En este sentido, Multicancha (2010) es un montaje que, a diferencia de Prat, Juana o Rey Planta (2006), sostenidos en la escritura dramática, se plantea como un proceso de experimentación: "No es una obra resuelta dramáticamente (…). Solo está claro que hay que jugar seis deportes que fueron inventados a partir del uso de elementos primarios del tenis, vóleibol, básquet y fútbol. El elenco está dividido en dos equipos y el texto se compone solo de siete frases" ("Las reglas del juego según Manuela Infante". La Tercera, 21 de octubre de 2010, p. 37).

Manuela Infante, como directora y dramaturga, ha montando con la compañía Teatro de Chile, además de Prat, Juana y Cristo, las obras Narciso (2005), Rey Planta (2006) y Ernesto (2010). Con Narciso obtuvo el premio Altazor del año 2006 en las categorías de dramaturgia y dirección.