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Hechas por mujeres

Como ejercicio íntimo, el ámbito de la escritura fue tal vez uno de los primeros donde la mujer conquistó un espacio. Sin embargo, como actividad periodística que ejercía influencia en las contingencias sociales, políticas y económicas, son contados los casos en que las mujeres, durante la primera mitad del siglo XX, ejercieron un periodismo activo. En la mayoría de los casos pudieron ejercer el periodismo en los ámbitos del espectáculo, la moda, el hogar y la familia.

En el ámbito de la prensa cinematográfica, varias mujeres convirtieron este quehacer en su profesión y promovieron el asentamiento de una identidad femenina en torno al cine. Siguiendo la moda de mediados de la década de 1910, Lucila Azagra fundó la revista La semana cinematográfica, que se comenzó a publicar en mayo de 1918. Sus 138 números se publicaron por tres años hasta 1920 (Mouesca, Jacqueline y Orellana, Carlos. Cine y memoria del siglo XX, 1998, p. 82).

Por su parte, tras realizar en 1917 el largometraje La agonía de Arauco o el olvido de los muertos, Gabriela Bussenius dirigió las publicaciones Pantalla y Bambalinas y Cine magazine (Godoy, Mario. Historia del cine chileno. Santiago: [s.n.], 1966, p. 25).

María Romero, finalmente, fue una comentarista de cine, alumna de Amanda Labarca y esposa de Raúl Silva Castro. En 1938 comenzó a trabajar como secretaria en la revista Ecran, en la que trabajaría los próximos cincuenta años de su vida. En 1939 se hizo cargo de la dirección de la revista que evolucionó desde la miscelánea hasta convertirse en una publicación especializada en cine (Vega, Alicia. Itinerario del cine documental. Santiago: Universidad Alberto Hurtado, 2006, p. 146). Falleció el 14 de agosto de 1990.