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Representación de la mujer en el cine

Junto con la llegada del cine de ficción desde centros de producción cinematográfica como Estados Unidos o Francia, la imagen fílmica impuso una nueva percepción de la mujer: "Las imágenes de mujeres modernas fueron parte del repertorio, y no tan solo en el argumento, sino las actrices también fueron las protagonistas en las revistas dedicadas al cine en la época. Eran retratadas y (re)presentadas como mujeres inteligentes, profesionalmente exitosas, confiadas y esbeltas" (Ledezma, Ana María. "Integración en celuloide. Nación y mujer en el cine mudo chileno (1917-1918)". Prácticas culturales, discursos y poder en América Latina. Ediciones Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad de Chile, 2009, p. 123). Los modelos femeninos que presentaban las revistas y el cine extranjero redefinieron la relación de las mujeres con su cuerpo, así como su percepción de la sexualidad y sus papeles dentro de la sociedad.

Este nuevo imaginario, sin embargo, presentaba una amenaza a los ideales conservadores de castidad y decoro de las chilenas, por lo que fue combatido en diferentes frentes. Recordemos que fue idea del escritor Eduardo Barrios integrar como un grado intermedio de censura entre los adolescentes y los adultos, la categoría "no apto para señoritas" (Jara, Eliana. Cine mudo chileno. Santiago: Fondo de Desarrollo de la Cultura y las Artes, 1994, p. 171) y que La Liga de Damas Patrióticas solicitó al gobierno la prohibición del cine en 1918 (Ledezma, p. 123).

Por otra parte, en el cine chileno de ficción de la época muda, en especial en los melodramas, las mujeres interpretaban papeles paradigmáticos, en los que se atribuía al género femenino el carácter de sujetos pasivos: suelen ser embaucadas o seducidas, están siempre en peligro y deben ser protegidas, en contraposición al rol activo que se adjudicaba al hombre, como gestor de la acción, protagonista y creador. Así se fueron configurando estereotipos femeninos como el de la mujer niña o asexuada, la pacificadora, la víctima y la femme fatale.

El comienzo del cine sonoro no trajo grandes cambios en este sentido. Mientras en el mundo estallaba la revolución social, ganaban fuerza los movimientos de liberación feminista y las mujeres en Chile consolidaban su participación en los espacios públicos, el cine chileno continuaba recurriendo a los mismos paradigmas. Ascanio Cavallo y Carolina Díaz evalúan: "Aun en las películas 'más progresistas' de aquella época no se halla mucho más que la prolongación del machismo atávico, provinciano y a menudo brutal que por muchas décadas caracterizó a la sociedad chilena" (Explotados y benditos. Uqbar Editores, 2007, p. 149). El cine de los años sesenta tendió a promover personajes femeninos que cumplieran la función de objeto sexual, revelando un desprecio violento a la condición de madre: "Los protagonistas de estas películas son masculinos en forma abrumadora, y las pocas mujeres que tienen relevancia en sus relatos son víctimas de un medio sociocultural y unas condiciones de vida que hacen inviable cualquier atisbo de emancipación" (p. 151).

Esta imagen se contrapone a los procesos de cambio social que estaban sucediendo durante el siglo XX. El sujeto femenino se desprendía gradualmente de los papeles a los que estaba tradicionalmente relegado: la mujer ya no estaba destinada solamente a casarse y procrear, sino que también se esperaba que lograra desarrollarse en el trabajo intelectual y literario, en la creación artística y en la prensa, en cargos públicos y profesionales. Más pronto que tarde dirigiría grupos políticos y propondría visiones estéticas, económicas y sociales.