En el ámbito literario chileno de las primeras décadas del siglo XX se comenzaron a abrir "espacios de desarrollo para las mujeres como los salones literarios y clubes femeninos", los que continuaron el modelo del siglo XIX. No obstante una mayor producción literaria femenina, "son pocas las escritoras que plantean un discurso genérico crítico y cuestionador del canon dominante. Igualmente, la crítica literaria de la época mantiene una posición conservadora y misógina, pasando la mayoría de las escritoras desapercibidas en el espacio cultural y literario". Se ha planteado que, con excepción de Gabriela Mistral (1886-1857), otras poetas "son omitidas por la crítica nacional, o consideradas por sus biografías más que por su textualidad. Es el caso de autoras como Winétt de Rokha, María Monvel o Teresa Wilms Montt" (Weintraub, Marcela. Melancolía y subjetividad femenina en el Diario íntimo de Teresa Wilms Montt. Tesis Magíster en Estudios Latinoamericanos. Universidad de Chile, 2007, p. 14-15).

María Teresa Wilms Montt nació el 8 de septiembre de 1893 en Viña de Mar. Perteneció a una "acaudalada familia de la burguesía viñamarina, emparentada con la clase gobernante", fue hija del matrimonio compuesto por Federico Guillermo Wilms Montt y Brieba y Luz Victoria Montt y Montt (González-Vergara, Ruth. Teresa Wilms Montt. Un canto de libertad. Santiago de Chile: Debolsillo, 2021, p. 21). Teresa y sus hermanas fueron educadas en su hogar por institutrices (Marrero, Erika. Teresa Wilms Montt. Escritura e identidad. Tesis doctoral Universidad de las Palmas de la Gran Canaria, 2015, p. 40-47).

En 1910, a los 16 años, Teresa Wilms Montt contrajo matrimonio con Gustavo Balmaceda Valdés (1885-1924), empleado del Servicio de Impuestos del Estado, quien era diez años mayor que la joven (González-Vergara, p. 66) y con quien tuvo dos hijas, Elisa y Sylvia. En Santiago, el matrimonio asistía al teatro, conciertos y la ópera. En este lugar iniciaron "los problemas maritales debido a los celos, gritos y amenazas de Balmaceda" (Weintraub, p. 16).

Entre 1912 y 1915, Teresa Wilms Montt y su familia vivieron en la ciudad de Iquique, donde la autora "publica en periódicos, tiene gran actividad social, participa de la bohemia, donde comparte con escritores como Víctor Domingo Silva y también de la actividad política, involucrándose en la campaña para senador de Arturo Alessandri". En Iquique, asistió a conferencias libertarias que impartió la "feminista y anarquista española Belén de Sárraga, considerada una 'agitadora jacobina' por los sectores de la época. Así, el quiebre familiar se tradujo en un distanciamiento de la autora con respecto a su clase social" (Baeza, Ana María. "Teresa Wilms Montt: En la quietud del mármol". No ser más la bella muerta: erotismo, sujeto y poesía en Delmira Agustini, Teresa Wilms Montt y Clara Lair. Santiago de Chile: Editorial Universidad de Santiago de Chile, 2012, p. 208).

En 1915, la relación entre Wilms y Balmaceda se "torna amarga" tanto por las conductas de Gustavo como por la relación que Teresa mantenía con Vicente Balmaceda, primo de su esposo. Cuando Gustavo se enteró de esta infidelidad, él y su familia decidieron recluir a Teresa en el Convento de la Preciosa Sangre, donde la escritora permaneció ocho meses (Baeza, p. 208). En este lugar, Wilms recibió escasas visitas y tuvo un primer intento de suicidio. En este contexto, escribió su diario íntimo (Marrero, p. 74-75).

Con la ayuda de Vicente Huidobro (1893-1948), Teresa Wilms escapó del convento en junio de 1916 y se trasladó a Buenos Aires (Marrero, p. 81). En esta ciudad, participó de círculos literarios e intelectuales y también frecuentó las tertulias de la revista Nosotros. En estas reuniones, conoció a Horacio Ramos Mejía (1897-1917), "a quien apodará 'Anuarí'" (Weintraub, p. 20).

En Buenos Aires, fue bien recibida por los intelectuales, trabajó dando clases de idiomas y colaboró en Nosotros. En este contexto, publicó sus dos primeros libros en 1917, utilizando el nombre Thérèse Wilms Montt: Inquietudes sentimentales y Los tres cantos, los que agotaron sus ediciones (Weintraub, p. 20). En su primera obra, la crítica ha observado tanto elementos modernistas como influencia de las vanguardias. Por su parte, el libro Los tres cantos ha sido vinculado con el espiritualismo de vanguardia, a propósito de la búsqueda espiritual que realiza la voz poética del texto.

Mientras Wilms se hallaba en Buenos Aires, en 1917, Gustavo Balmaceda publicó la novela Desde lo alto, texto en el que la crítica ha observado elementos autobiográficos y que su autor consideró como un libro de "vindicación".

En 1917, Ramos Mejía se suicidó en casa de Wilms Montt. Ante este suceso, la escritora decidió desplazarse a Nueva York, con el fin de trabajar como enfermera de la Cruz Roja. No obstante, cuando arribó a la ciudad, fue acusada de ser una espía alemana. Luego de comprobarse su identidad, fue puesta en libertad, "pero el proyecto de alistarse había sido descartado" (Weintraub, p. 20). A inicios del año siguiente, Wilms viajó a Madrid, lugar en el que fue parte del ambiente intelectual de la ciudad. Aquí publicó En la quietud del mármol y Anuarí, textos que la crítica ha leído como elegíacos.

Teresa Wilms regresó a Buenos Aires en 1919, donde se editó su último libro publicado en vida, Cuentos para los hombres que son todavía niños, con el seudónimo Teresa de la Ɨ, en el que incluyó ocho relatos.

Entre 1919 y 1920, Teresa Wilms estuvo en diferentes ciudades de Europa de manera itinerante. Mientras se encontraba en París, la escritora pudo reunirse con sus hijas, debido a que su suegro, José Balmaceda, se hallaba en misión diplomática en Bélgica. Sin embargo, el regreso a Chile de Balmaceda y sus nietas afectó negativamente a la escritora: "Teresa siente que ha perdido todo y entra en una fuerte depresión, que la llevará a tomar una ingente cantidad de Veronal, el barbitúrico que usaba para dormir, el 22 de diciembre de 1921. Morirá a los dos días en el Hospital Läennec, por causa desconocida según el parte médico" (Marrero, p. 128).

En 1922, la editorial Nascimento publicó la antología póstuma Lo que no se ha dicho, la que reunió parte de las obras que Teresa Wilms publicó como libros o en medios periódicos. Si bien durante varias décadas parte de los textos acerca de la autora se centraron en su vida, hacia el siglo XXI se ha evidenciado un interés en el análisis y contextualización de su obra poética y sus diarios íntimos.

La actualización de este minisitio se publicó durante agosto de 2022.