Remansos del ensueño (1918) y Fue así… (1922)

María Monvel dio a conocer sus primeros poemas en 1915, en el Club de Señoras de Santiago. Ese mismo año, apareció "Poeta de ojos azules" en la revista Figulinas (Concha, Alejandro. "Introducción". En Monvel, María. Poemas. Santiago: Gráfica Publicitaria Pirámide, 2012, p. 26). Dos años después, en la antología Selva Lírica (1917), hacia las últimas páginas, en la sección "Reseña", Monvel fue mencionada por su primer seudónimo "Tilda Letelier", derivado de su nombre: Ercilia Brito Letelier. En dicha mención se la caracterizó como "una muchacha de un fervor artístico saturado de cristiana sentimentalidad" (Molina, Julio y Araya, Agustín. Selva Lírica. Santiago de Chile: Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1917, p. 459).
Según Alejandro Concha, "el entusiasmo con que fueron acogidos sus poemas" en el Club de Señoras y, sobre todo, el impulso recibido de su amiga Sara Hübner Bezanilla -también escritora, quien firmaba con el seudónimo de Magda Sudermann- fueron razones que la motivaron a publicar el libro, Remansos del ensueño en 1918 (Concha, p. 26).
Remansos del ensueño fue editado por la Imprenta Universitaria. Los poemas del libro se organizaron en cinco secciones: "Senderos de la Luna", "Almas y estrellas", "Las tardes solitarias", "Siluetas" y "Los tres cantos". En el apartado "Siluetas", Monvel incluyó poemas dedicados, entre otros, a Daniel de la Vega (1892-1971), Juan Guzmán Cruchaga (1895-1979) y Julio Munizaga Ossandón (1888-1924). En el caso de la sección "Los tres cantos", fueron escritos en respuesta al libro homónimo de Teresa Wilms Montt (1893-1921) publicado en 1917 (Zaldívar, María Inés. María Monvel. Poesía y prosa. Santiago de Chile: Ediciones Universidad Católica, 2022, p. X).
Respecto a este libro, la poeta "exhibe y ejercita una pluralidad de metros de arte menor y mayor. Así como Mistral lo hiciera con el eneasílabo, Monvel prueba con versos de diez y doce sílabas, configuraciones extrañas en términos métricos y acentuales para la prosodia del español" y también "se ejercita en los metros más comunes, como el heptasílabo, el octosílabo, el endecasílabo y por sobre todo el alejandrino" (Paredes, Micaela. "Historia de una dicha extraviada". En Monvel, María. La dicha tiene fin. Antología poética. Valparaíso, Chile: Editorial UV de la Universidad de Valparaíso, 2021, p. 7-8).
De este libro, la crítica ha destacado también la presencia de la temática amorosa y sus poemas caracterizados por una "profunda sensibilidad". Asimismo, dicha temática ha sido mencionada a partir de su segundo libro, Fue así…, publicado en 1922, en el que -para Alejandro Concha- si bien se presenta cierto "desaliento y amargura", como en los poemas de su primer libro, en el segundo se halla "el amor renovado y la nueva faceta de la maternidad, que será parte importante de su creación poética" (Concha, p. 26-27).
Fue así… de Monvel fue "recibido como libro consagratorio" (Paredes, p. 7-8) o, bien, como un libro que "marcó la consagración de María Monvel como destacada poeta" (Concha, p. 29), debido a los elogios recibidos por varias personalidades del mundo literario. Por ejemplo, aparecieron textos sobre el libro en medios como El Mercurio de Santiago y la revista argentina Nosotros (1907-1943).
En El Mercurio, Omer Emeth (1860-1935) elogió la obra indicando que presentaba los tres elementos esenciales en la poesía -siguiendo el pensamiento del escritor belga Maurice Maeterlinck (1862-1949)- "riqueza verbal apropiada, pintura apasionada del mundo externo y cierta conciencia del misterio que todo lo envuelve". Según esta visión de la poesía, era deseable cierto equilibrio de los tres elementos. En Fue así…, para Emeth predominaba el segundo aspecto, por lo que tal balance era una dimensión por mejorar. A pesar de ello, indicó que la autora era "poeta (no! No quiero decir poetisa) y eso basta" y valoró que fuera "sobre todo franca, sincera, sencilla como hasta aquí y no crea que ese misterio haya de buscarlo con artificio. Vendrá… Su presencia se revelará poco a poco si, como ella lo dice, 'su ser secreto se hace corazón'" (Ometh, Emer. "El movimiento literario. Crónica bibliográfica semanal. Fue así… (Poesías) Por María Monvel". El Mercurio, 28 de agosto de 1922, p. 3).
En cuanto al artículo de Nosotros, este fue escrito por Emilio Suárez Calímano en 1922 y reproducido en la revista chilena Rodó en 1923. En el texto, Suárez -sobre la base de estereotipos- destacó la expresión de una "sensibilidad fielmente femenina", a diferencia de la tendencia que veía en "la mayoría de las mujeres que escriben", que "cuando no caen en el monocordismo del instinto sexual versificado, fincan todo su empeño en parecer hombres", es decir, "esconden su sensibilidad, la deforman y se fabrican una de semejanza masculina". Destacó que en el libro la autora presentó "la emoción de la esposa y en parte de la madre, y ha hecho un libro de amor que no es un libro erótico: todo ello con sencillez, con ternura, con verdad, sin darle a su canto trascendencia alguna, haciéndolo por el placer de cantar, suprema trascendencia para los espíritus selectos y sinceros" (Suárez Calímano, Emilio. "Fue así… por María Monvel". Rodó. Tomo II. Número 1, abril de 1923, p. 63-65).
Si bien Fue así… tuvo una recepción positiva en el momento de su aparición, en Claridad, Fernando García Oldini (1896-1965) criticó la simplicidad del libro en relación con la expresión del sentimiento. Mencionó que "simplificar significa en arte, cercenar, empobrecer, anemizar. Ya por el hecho de encarnarse en conceptos, las emociones y los sentimientos se falsifican, reduciendo y desvalorizando su iridiscente multiplicidad. ¿Es posible que, nosotros los esquematicemos aún, que vaciemos sus entrañas y los dejemos convertidos en huecas momias rígidas y pretenciosas? En tal caso, seremos embalsamadores de nuestra vida, pero no artistas. María Monvel no siente, seguramente, como siente una campesina vulgar. ¿Por qué expresa entonces su desdén, su odio o su desprecio en una forma tan a ras del suelo? Porque ha prestado oído a los Mefistófeles que cantan la sugestionadora serenata de la simplicidad" (García Oldini, Fernando. "Fue así… por María Monvel". Claridad. Año 2, número 70, 23 de septiembre de 1922, p. 4-5).
Con posterioridad a la aparición de estos dos libros, Monvel continuó publicando volúmenes de poemas, pero como textos con carácter de recopilación, en los que también incluyó algunos inéditos. Estas obras fueron Las mejores poesías líricas de los mejores poetas: María Monvel (1925) y Sus mejores poemas (1934).
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