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Biografías sobre Manuel de Salas Corvalán

En las décadas posteriores a la muerte de Manuel de Salas, durante el siglo XIX, su figura fue valorada por distintas generaciones de intelectuales, quienes destacaron sus ideas y aportes en la economía, la instrucción pública y la política en el contexto del reformismo colonial y la emancipación nacional.

Por ejemplo, Miguel Luis Amunátegui (1828-1888), estudioso de la vida de Salas, escribió una primera biografía sobre él, incluida en la obra Galería nacional o colección de biografías y retratos de hombres celebres de Chile (1854). En la introducción a la Galería, su editor, Hermógenes de Irisarri (1819-1886), realizó una breve reseña histórica del Chile colonial, del proceso independentista y los primeros años de la República, para luego señalar que entre las intenciones de la obra biográfica estaba dar a conocer a los "hombres que nos dieron la independencia de que gozamos, que sacrificaron sus vidas y sus caudales por constituirnos en la nacionalidad que representamos" (Irisarri, Hermógenes de. "Introducción". Galería nacional o colección de biografías y retratos de hombres celebres de Chile. Tomo Primero. Santiago: Imprenta Chilena, 1854, p. 13).

En el caso de Manuel de Salas, Amunátegui resaltó su carrera funcionaria, el apoyo brindado y la participación en la revolución de independencia y su desempeño posterior en la construcción de la república, además de los homenajes que recibió luego de su fallecimiento (Amunátegui, Miguel Luis. "VI. Don Manuel Salas". Galería nacional o colección de biografías y retratos de hombres celebres de Chile. Tomo Primero. Santiago: Imprenta Chilena, 1854, p. 44-56). Esa misma biografía de Salas fue publicada nuevamente por los hermanos Amunátegui en su obra Biografías de americanos (1854).

En 1873 vio la luz una nueva biografía dedicada a Manuel de Salas, que acompañó los discursos pronunciados durante la inauguración del monumento en honor a "Los escritores chilenos de la Independencia", esculpido por el artista Nicanor Plaza (1844-1918).

El monumento, ubicado en el paseo de la Alameda de las Delicias, constó de un obelisco con una base en la que se esculpieron los rostros de los escritores elogiados. Fue inaugurado el 4 de mayo de 1873, en el marco de las remodelaciones urbanas realizadas por el intendente de Santiago Benjamín Vicuña Mackenna (1831-1886).

Durante la ceremonia se pronunciaron discursos de elogio a las figuras de: Salas, dictado por Rómulo Mandiola (1848-1881); José Miguel Infante (1778-1844), con intervención de Horacio Pinto Agüero (1846-1921); Manuel José Gandarillas (1789-1842), por Luis Salas Laso; y Camilo Henríquez (1769-1825), por Gaspar Toro (1848-1933).

En el libro que reunió estos discursos se agregó al final una biografía de Manuel de Salas realizada por el mismo Gaspar Toro, para lo que utilizó tanto documentos históricos escritos por Salas como el tomo tercero de la obra Precursores de la Independencia de Chile (1870), específicamente el capítulo séptimo, titulado Don Manuel de Salas y Corvalán, en el que Amunátegui escribió diversos antecedentes biográficos de Salas, su viaje a España y publicó algunos de sus escritos e informes, correspondencia y otros documentos. La biografía escrita por Toro dio contexto a la realización del monumento y se dedicó a exponer su vida y obra.

Dos décadas más tarde, Miguel Luis Amunátegui volvió al estudio de la figura de Salas, esta vez para ampliar su biografía, la que publicó en dos tomos con el título Don Manuel de Salas (1895). El primer tomo abordó la vida de Salas desde su nacimiento, su paso por Perú, su retorno a Chile y viaje a España, su carrera funcionaria y académica, hasta los primeros meses de 1810. El segundo tomo abordó su participación en los acontecimientos de la Independencia, su presidio en Juan Fernández (1814-1817), el retorno a la vida pública luego del triunfo patriota y su trabajo como director de la Biblioteca Nacional, su carrera política y como consejero de gobierno.

Esta obra de Amunátegui sobre la figura histórica de Manuel de Salas se convirtió en una referencia para otros investigadores interesados en estudiarlo, sobre todo por el uso de fuentes históricas que incluyeron toda la documentación producida por él, su epistolario y su diario personal. Por lo mismo, fueron libros de consulta para: historiadores como Diego Barros Arana (1830-1907) o Guillermo Feliú Cruz (1900-1973), quienes las utilizaron como fuente y bibliografía; para bibliógrafos como Ramón Briseño (1814-1898), quien las incluyó en sus estudios sobre publicaciones en Chile; o bibliotecarios como Luis Montt Montt (1848-1909), que trabajó en la formación de su archivo documental al interior de la Biblioteca Nacional. También fueron fuente de información relevante y de citas de contexto para la edición de los tres tomos de la obra Escritos de Don Manuel de Salas y documentos relativos a él y a su familia (1810-1814).