Desde joven, Luis Montt se dedicó a la bibliografía, entendida esta como la descripción y estudio de los libros y sus ediciones. Fruto de esta labor, formó una amplia biblioteca personal que contaba con libros e impresos de todo tipo; comentados, anotados y estudiados de manera constante, sobre todo, aquellos textos producidos en el país. Entre estos, reunió "curiosidades bibliográficas, juntó documentos concernientes a esos impresos e hizo anotaciones explicativas de orden histórico y biográfico" (Feliú Cruz, Guillermo. Luis Montt (1848-1909): intento de una bibliografía sistemática de Chile. Santiago de Chile: Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1969, p. 25).

Durante esos años de trabajo, leyó los diferentes textos que se publicaron sobre bibliografía nacional, como la Estadística Bibliográfica de la Literatura Chilena (1862) publicada por Ramón Briseño Calderón (1814-1898) mientras era director de la Biblioteca Nacional de Chile, y la Bibliografía de la Imprenta en Santiago de Chile (1891) de José Toribio Medina (1852-1930).

Luis Montt se mantuvo atento a la producción bibliográfica nacional mientras estudiaba Derecho en la Universidad de Chile y era profesor del Instituto Nacional. Con posterioridad, cuando fue nombrado director de la Biblioteca Nacional en 1886, comenzó su plan de trabajo para producir una obra bibliográfica que complementara los catálogos producidos previamente bajo su gestión y el trabajo de Briseño.

Para Montt, un bibliógrafo profesional debía cuidar la rigurosidad en la reproducción de textos y la veracidad de las notas insertas en la obra, con el fin de ilustrar al lector. El bibliógrafo era un guía que señala "fuentes de información a quien quiera que las busque, ya para especulaciones científicas, ya para compaginar la crónica o escribir la historia, ya para basar en sus antecedentes empresas industriales. La prensa almacena cuanto siente, cuanto piensa la humanidad, cuanta experiencia recoge hora a hora, y la bibliografía pone esta experiencia al alcance de los cultores del campo intelectual, a todos los cuales proporciona la materia de sus trabajos" (Montt, Luis. "Introducción". Bibliografía Chilena. Precedida de un bosquejo histórico sobre los primeros años de la prensa en el país. Tomo II (1812-1817). Santiago: Imprenta Barcelona, 1904, p. V-VII).

Teniendo en cuenta tal visión sobre el trabajo de un bibliógrafo profesional, comenzó a redactar su Bibliografía Chilena que iba a abarcar -según su plan en tres tomos- las producciones impresas desde 1812 hasta 1823. Los tomos I y II los envió a imprenta de manera conjunta, aunque al primero aún le faltaba la inserción del denominado "Bosquejo histórico", por lo que el tomo II salió primero de imprenta con introducción y advertencias.

En dicha introducción, Montt hizo una reseña de los estudios bibliográficos realizados en Chile, comentó su plan de trabajo y dio cuenta de su conocimiento sobre la labor de Medina. Al respecto, señaló las diferencias entre ambas obras argumentando que "mientras que la del señor Medina finaliza en Chacabuco, esta sigue hasta 1823, de modo que registra la multitud de escritos de política personal y doctrinaria que, como el desborde de una corriente hasta ahí comprimida, aparecieron entre la abdicación de O'Higgins y la promulgación de la carta constitucional de aquel año". Indicó otra diferencia en relación con las introducciones de ambas obras, pues la de Medina hacía referencia a la "historia de la tipografía", mientras que la de Montt remitía a la prensa y a "cuáles fueron sus rumbos, su influencia en los sucesos del tiempo, los debates o polémicas que en ella se sostuvieron, y el carácter de los escritores que más la ocuparon" (Montt, p. XIV).

El tomo II, publicado en formato de libro por la Imprenta Barcelona en 1904, contenía los productos de imprenta comprendidos entre los años 1817-1818. El tomo I comprendía desde 1780 a 1811; se editó entre 1918 y 1920 en la Revista Chilena de Historia y Geografía y, en 1918, como libro. Este volumen debía contener el "Bosquejo histórico", que nunca llegó a la imprenta. El tomo III abarcó el periodo de 1817 a 1818, aunque el plan de Montt era llegar hasta 1823, pero por su fallecimiento en 1909, no lo pudo continuar.

Su posición en la Biblioteca Nacional le permitió acceder a las colecciones que compusieron la Bibliografía, material en el que encontró "indicaciones suficientes para llegar a descubrir a los autores anónimos, descifrar los anagramas y seudónimos, y penetrar el sentido de muchas de esas alusiones cuya clave desaparece con los contemporáneos, y en las cuales no siempre reparan los lectores distraídos" (Montt, p. XVI-XVII).

En su investigación bibliográfica, Montt fue ayudado con comentarios de Diego Barros Arana (1830-1907), Bernardino Gutiérrez, Santiago Gandarillas (1797- ), Juan Enrique O'Ryan, Ramón Rozas y Rozas (1843-1907), Gaspar Toro (1848-1933), Antonio Varas (1817-1886) y José Zapiola (1802-1885).

Según Guillermo Feliú Cruz (1900-1973) -estudioso de la obra de Montt-, durante el proceso de redacción y publicación de la Bibliografía Chilena, se produjo una disputa intelectual y bibliográfica entre Montt y Medina, debido a que ambos trabajaron con materiales similares y sus planes de trabajo eran muy parecidos. Al respecto, Feliú Cruz expuso que Medina creía que Montt "le interfería en sus investigaciones en la Biblioteca Nacional. (…) el reclamo o los reclamos, nacieron de que ambos se interesaban en el conocimiento de los impresos chilenos de la primera época, los incunables nacionales" (Feliú Cruz, p. 31).

En 1939, se publicó póstumamente la ampliación de la Bibliografía de la Imprenta en Santiago de Chile, a cargo de Medina, trabajo que abarcó más años y descripciones bibliográficas que la obra de Montt.