Desde los inicios de su gestión como director de la Biblioteca Nacional de Chile en septiembre de 1886, Luis Montt continuó los estudios estadísticos y bibliográficos de las colecciones de la institución, realizados por su antecesor, Ramón Briseño Calderón (1814-1898).

Briseño, además de publicar la Estadística bibliográfica de la literatura chilena: 1812-1876, trabajó en algunos catálogos de colecciones al interior de la Biblioteca, como el Catálogo por el orden alfabético de sus títulos de las publicaciones que por la prensa hizo don Benjamín Vicuña Mackenna (1886) o el Catálogo bibliográfico, alfabético y un tanto razonado de las obras de don Miguel Luis Amunátegui (1890).

En ese sentido, Luis Montt continuó esa labor institucional, ya que al trasladar en 1886 las colecciones de la Biblioteca al nuevo edificio en el Palacio del Real Tribunal del Consulado, se propuso reorganizar las colecciones y secciones, además de crear otras nuevas. La producción de catálogos, por tanto, permitió contar con un registro detallado de las colecciones de la biblioteca y, de paso, servir como guía para los lectores en la revisión bibliográfica y documental.

En 1854, la Biblioteca Nacional, bajo la dirección de Vicente Arlegui (1790-1864), publicó su primer catálogo, el Catálogo por orden alfabético de los libros que contiene la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile, que sirvió de base para el trabajo de catalogación durante las direcciones posteriores, incluyendo la de Montt.

El primer catálogo editado y publicado por la Biblioteca bajo la gestión de Montt fue el de la recién formada Sección de Lectura a Domicilio en 1886, Catálogo de los libros que el público puede sacar de la Biblioteca Nacional para leer a domicilio (1886), el que tuvo varias reediciones y ampliaciones con el correr de los años. La obra integró un índice alfabético y el "Reglamento para Lectura a Domicilio".

En el "Reglamento" se indicaron los horarios de atención y las condiciones de préstamo. Además, se especificó que los usuarios debían registrarse por medio de boletas, en las que se indicaba la fecha de préstamo, los datos del documento y la información del solicitante (Biblioteca Nacional de Chile. "Reglamento para la Lectura a Domicilio". Catálogo de los libros que el público puede sacar de la Biblioteca Nacional para leer a domicilio. Santiago: Imprenta Gutenberg, 1889, p. 3-5).

En 1891, se editó el Catálogo de los manuscritos relativos a los antiguos jesuitas de Chile que se custodian en la Biblioteca Nacional, el que contenía el detalle de documentos entregados a la Biblioteca por archivos de Chile y España, los que llegaron a formar una colección de 478 volúmenes, principalmente documentos producidos por miembros de la orden en territorio chileno (Biblioteca Nacional. "Advertencia". Catálogo de los manuscritos relativos a los antiguos jesuitas de Chile que se custodian en la Biblioteca Nacional. Santiago: Imprenta Ercilla, 1891, páginas preliminares).

En el año 1898, continuó la publicación del tomo primero del Catálogo del Archivo de la Real Audiencia de Santiago. La confección de este tomo y del segundo -publicado en 1903- estuvo a cargo de Hipólito Henrión, jefe de la Sección Manuscritos. El tercer tomo fue editado en 1911 y estuvo cargo de Tomás Thayer Ojeda (1877-1960), también jefe de la Sección Manuscritos en ese año. La obra recopiló los documentos de la Real Audiencia que sobrevivieron al paso del tiempo y que fueron adquiridos por la institución para "ayudar a la consulta de la importante fuente histórica del tribunal de justicia colonial" (Feliú Cruz, Guillermo. Luis Montt (1848-1909). Intento de una bibliografía sistemática de Chile. Santiago: Bibliógrafos chilenos, 1969, p. 12).

El Catálogo del Archivo de la Real Audiencia comprendía el archivo público del Tribunal, perteneciente al repositorio de documentos judiciales coloniales y de inicios de la república resguardados en la Sección Manuscritos. La Biblioteca Nacional "recibió ese archivo tal como se hallaba, sin inventario ni clasificación alguna; así vinieron varios expedientes sobre juicios iniciados con posterioridad a 1817, año en que terminó la Audiencia; lo cual solo llegó a ser advertido cuando esas piezas se hallaban empastadas" (Biblioteca Nacional. Catálogo del Archivo de la Real Audiencia de Santiago. Santiago: Imprenta, Litografía y Encuadernación Barcelona, 1898, p. V-X).

En 1900, el funcionario de la Biblioteca Nacional, Víctor Manuel Chiappa (1869-1932), comenzó la confección del catálogo de la biblioteca y las obras de José Toribio Medina (1852-1930), que fue publicado en 1924 -es decir, con posterioridad a la gestión de Montt- y que se tituló Catálogo de las obras de Don José Toribio Medina que existen en la Biblioteca Nacional de Chile. A partir de los datos de este volumen, se editó en 1930 el Catálogo breve de la Biblioteca Americana que obsequia a la Nacional de Santiago J. T. Medina.

De manera paralela, en el año 1900, Luis Montt dirigió la confección del Catálogo de autores griegos y latinos, redactado por Juan Salas Errázuriz (1864-1921) y Baldomero Pizarro. Este texto presentó "la riqueza de la Biblioteca en obras clásicas greco-romanas", conjunto que se destacó por sus "diversas ediciones, la transcripción de los textos, la variedad tipográfica de ellos, los autorizados comentaristas de esos autores y la rareza de algunas ediciones desde el punto de vista bibliográfico" (Feliú Cruz, p. 12). Dos años después, se dio a conocer el Catálogo de la Sección Americana. América en General, el que presentó "la riqueza prodigiosa de obras sobre el continente que poseía el establecimiento principalmente en viejas ediciones, en libros raros y curiosos y en viajeros" (Feliú Cruz, p. 16).