Corona fúnebre de don Ismael Valdés Vergara (1919)
Ismael Valdés Vergara falleció el 24 de noviembre de 1916 en la ciudad de Santiago. Tras su muerte, la 5ª Compañía de Bomberos de Santiago, de la que fue miembro hasta su último día, decidió homenajearlo con el libro Corona fúnebre de don Ismael Valdés Vergara, publicado en 1919.
Dicho libro de homenaje estuvo compuesto por un prólogo, escrito por José A. Alfonso, en el que destacó la figura y trayectoria de Ismael Valdés Vergara, señalando que "tuvo toda la solidez del deber, la penetración de la verdad y la constancia endurecida de una voluntad incontrastable. Fue, en consecuencia, su vida una línea recta, como un riel de acero, brillante en la llanura interminable. El carácter fue su motor incomparable y la virtud la finalidad de toda su existencia" (Alfonso, José A. "Prólogo". 5ª Compañía de Bomberos. Corona fúnebre de don Ismael Valdés Vergara. Santiago: Sociedad Imprenta y Litográfica Universo, 1919, p. 2).
Prosiguió con una sección que incluyó los homenajes a Valdés Vergara publicados en la prensa, principalmente, en El Mercurio, El Diario Ilustrado y La Opinión.
Estos fueron acompañados del "Homenaje de la 5ª Compañía de Bomberos", en el que se dio cuenta de las reuniones de la Junta de Oficiales y de la Compañía luego del fallecimiento de Valdés Vergara, además de los discursos de algunos de sus compañeros. Dicho homenaje concluyó con la exposición de la reunión de la 5ª Compañía en julio de 1917, cuando se colocó en su salón principal de sesiones el cuadro de Ismael Valdés Vergara.
Se integraron, además, los discursos realizados en las romerías de 1917 y 1918, junto con las notas de condolencias; y una sección con los discursos pronunciados por Valdés Vergara desde su participación en la fundación de la 5ª Compañía.
Se anexó también a la corona fúnebre una sección con documentos y discursos relativos a su gestión como alcalde de Santiago, entre ellos, el discurso de aceptación del cargo; el de la exposición pública del 12 de octubre de 1912, en que expresó su programa de trabajo a la ciudadanía y solicitó la ayuda política y financiera de la elite santiaguina para llevar a cabo su gestión; el discurso de inauguración del Matadero Público; y el documento titulado "Explicaciones sobre la renuncia de la Alcaldía", de febrero de 1914, en el que expuso su malestar por la imposibilidad de realizar muchas de sus tareas y las razones políticas y de salud por las cuales abandonó el cargo.
La última sección del texto estuvo compuesta por discursos, notas de prensa y documentos relacionados con su vida pública en general.
Uno de estos insertos de prensa -publicado originalmente el 25 de noviembre de 1916 en el diario La Unión- destacó la figura pública de Ismael Valdés Vergara como "un príncipe entre esa casta de hombres que la República ha creado. Ninguna noble iniciativa lo halló inactivo. (…) Gobernado por un ideal de caridad y de progreso, al mismo tiempo libraba batallas arduas por la depuración moral de servicios públicos; se detenía ante el magisterio primario, pobre y despreciado como el sabio de las consejas, y lo elevaba haciéndolo objeto de públicas manifestaciones de respeto o estimulaba una iniciativa infantil para ofrecer a los pajarillos un abrigo contra la crudeza del tiempo, en los parques de la ciudad (…). Para el señor Valdés Vergara, vivir era servir la vida ajena, preservarla, guiarla, utilizarla para el bien común. Su vida cobraba actividad al lado de la vida de sus conciudadanos" (Zeta. "Don Ismael Valdés Vergara". 5ª Compañía de Bomberos. Corona fúnebre de don Ismael Valdés Vergara. Santiago: Sociedad Imprenta y Litográfica Universo, 1919, p. 25).