El "Tanquetazo" o "Tancazo"

La mañana del viernes 29 de junio de 1973 se produjo en Santiago un levantamiento militar en contra del gobierno de la Unidad Popular, conocido como el "Tanquetazo" o "Tancazo", liderado por el coronel del Ejército Roberto Souper Onfray (1927-2015). Esta acción sediciosa consistió en la movilización de dieciséis tanques desde el Regimiento Blindado N° 2, ubicado en las calles Santa Rosa y Porvenir en el centro de la ciudad, los que se dividieron para asediar el Ministerio de Defensa y el Palacio de La Moneda.
El intento de golpe fue organizado semanas antes. El comandante de la Guarnición de Santiago, Mario Sepúlveda Squella, informó al Consejo de Generales de movimientos sospechosos en ese regimiento y que había detenido por tales hechos el día 27 al capitán Sergio Rocha Aros y los suboficiales a su cargo. Tras tener esta información, las acciones preventivas del general en jefe del Ejército, Carlos Prats (1915-1974), incluían reemplazar de su cargo al propio coronel Souper (Seguel, Pablo. Soldados de la represión: anticomunismo, seguridad nacional y contrasubversión en las Fuerzas Armadas chilenas, 1970-1975. Santiago: Ediciones Universidad Alberto Hurtado, 2022, p. 224).
La defensa del palacio de gobierno estuvo a cargo de la guardia de policía, mientras que el general Prats movilizó a diferentes guarniciones para enfrentar a los tanques, apoyado por el entonces jefe del Estado Mayor, Augusto Pinochet Ugarte, el comandante del Instituto Militar, Guillermo Pickering Vásquez, y los contingentes del Regimiento Tacna que se enfrentaron directamente con los tanques. En los enfrentamientos se contabilizó alrededor de veintidós muertos, siendo el más conocido el camarógrafo y periodista sueco-argentino Leonardo Henrichsen (1940-1973), quien logró filmar parte del enfrentamiento antes de caer herido de bala.
Tras ser sofocado el levantamiento, los militares insurrectos fueron detenidos y dados de baja, mientras que integrantes del movimiento de ultraderecha Frente Nacionalista Patria y Libertad se asilaron en la embajada de Ecuador. Estos, a través de un inserto en el diario La Tercera de La Hora del 12 de julio, confesaron su participación, incluido el robo de armamento de guerra, y declararon su paso a la clandestinidad para combatir al gobierno.
Este intento de golpe de Estado fue el "fin de una época. Desde hacía dos generaciones que los chilenos no veían un movimiento militar de tal magnitud y hasta entonces no se conocían situaciones en que militares dispararan contra el Palacio presidencial. El golpe de Estado deja de ser una eventualidad evocada abstractamente en los análisis políticos" (Margasich, Jorge. Los que dijeron "No". Historia del movimiento de los marinos antigolpistas de 1973. Santiago: LOM, 2008, p. 424-425).
Este acontecimiento tuvo efectos importantes en los ámbitos político y social, ya que acrecentó la crisis del país y dejó en una posición compleja al gobierno. Por una parte, materializó el hecho de que grupos importantes del Ejército eran propensos a levantarse contra el gobierno y que la tesis de la "doctrina Schneider" de no intervención militar se había debilitado. Por otra, movilizó a partidos como el Partido Socialista, MAPU y el MIR a fortalecer el "poder popular" a través de los cordones industriales y la participación directa de la CUT en la organización de brigadas de autodefensa y la toma masiva de fábricas y predios. Asimismo, promovió la organización de los Comités Comunales; aumentó la presión interna en la UP por aumentar la presencia de los trabajadores en el Área de Propiedad Social y dejó abierta la discusión sobre si continuar o no el proceso de transformaciones por la vía institucional o propiciar alternativas más radicales, como la vía armada e insurreccional (Corvalán, Luis. Los partidos políticos y el golpe del 11 de septiembre: contribución al estudio del contexto histórico. Santiago: Editorial Universidad Bolivariana, 2004, p. 350).
El presidente Allende condenó el mismo día el hecho a través de un discurso pronunciado en el Palacio de la Moneda frente a una multitud de simpatizantes. En dicha alocución descartó el cierre del Congreso, fortaleció su idea de negociar una solución política a través de un plebiscito nacional, anunció el paso a retiro de un número importante de militares, el juicio a los responsables del intento de golpe, y la declaración de estado de sitio, con la finalidad de desarticular tanto la sedición militar como la subversión revolucionaria y de ultraderecha ("Discurso del Presidente Allende desde La Moneda: Día 29 de junio de 1973". Radio Agricultura. Santiago, 29 de junio de 1973).
Pese a aquello la iniciativa fue votada en contra en julio de 1973, luego de que la Democracia Cristiana se mostrara abierta al diálogo tras el Tanquetazo pero desistiera de su apoyo al gobierno en el parlamento, lo que marcó el quiebre definitivo entre el gobierno y la oposición, a pesar de la conformación del "Gabinete de Seguridad Nacional" que incluyó a varios altos mandos del Ejército.
Eduardo Frei Montalva, por ejemplo, planteó que una solución institucional era inviable mientras existiera el peligro de que grupos armados relacionados con el proyecto del gobierno pusieran en peligro la estabilidad nacional. Por su parte, desde el Partido Nacional plantearon que "los hechos de sublevación configuraban 'un cuadro confuso', en virtud de lo cual no era posible formarse una opinión global. Sin perjuicio de ello esta colectividad advirtió que no otorgaría 'mayores facultades, por ningún concepto' al gobierno en virtud de su ilegitimidad, lo cual no lo haría merecedor ni al 'más elemental grado de confianza, aún para el ejercicio de sus facultades ordinarias'" (Corvalán, p. 351-352).
La percepción social luego del Tanquetazo también fue pesimista y se dividió entre quienes pensaron que correspondió a un anuncio del golpe de Estado del 11 de septiembre, mientras que otros plantearon su inconformidad respecto de la inmovilidad del gobierno y de la poca decisión que tuvo este sobre el avance del movimiento popular y de fortalecer los mandos leales del Ejército (Del Pozo, José. Rebeldes, reformistas y revolucionarios: una historia oral de la izquierda chilena en la época de la Unidad Popular. Santiago: Ediciones Documentas, 1992, p. 261-265).
Por último, en el Ejército, la insurrección alertó a los militares "constitucionalistas" del peligro de un posible golpe, lo que generó la creación del "Comité de los quince" el día 30 de junio, que reunió a representantes de las tres Fuerzas Armadas para analizar dicha situación. Por el lado de los militares golpistas, en cambio, permitió concluir que un golpe de Estado necesitaría de la complicidad del alto mando, de lo contrario, se produciría un quiebre en los cuerpos que llevaran a cabo la acción, tal como ocurrió el 29 de junio. Además, la respuesta popular de apoyo al gobierno les mostró abiertamente su ubicación y táctica política, junto con la disposición interna de las Fuerzas Armadas, lo que justificó y facilitó la represión y los allanamientos entre julio y septiembre de ese año en las fábricas, sedes partidistas y ubicaciones revolucionarias bajo el amparo de la Ley de Control de Armas, lo que debilitó el "poder popular" y preparó el golpe definitivo (Seguel, p. 278-280).
Finalmente, la conformación del "Gabinete de Seguridad Nacional" propició la salida del Ejército de los altos mandos leales al gobierno y ubicó en puestos estratégicos a personas como el almirante José Toribio Merino (1915-1996) en la Marina, a Gustavo Leigh Guzmán (1920-1999) en la Fuerza Aérea y a Pinochet como general en Jefe del Ejército, los dos últimos nombrados por el propio presidente Allende.
Artículo
Libro
- Correspondencia que ha mediado entre el ministerio de justicia i el M.R. Arzobispo de Santiago : con motivo de la sentencia de la Corte Suprema de Justicia, en el recurso de fuerza interpuesto por el arcedean i doctoral de esta Iglesia Metropolitana contra las censuras que les impuso la autoridad eclesiástica