Armando Donoso Novoa fue uno de los críticos chilenos más prolíficos de la primera parte del siglo XX. Su trabajo, que encontró en diarios y revistas un lugar propicio, estuvo alimentado por un deseo referido en varias ocasiones por los comentadores de su obra: "Acarició siempre (…), con la mayor vehemencia, escribir en algún día de reposo, ya retirado de las faenas del periodismo, en una dulce tranquilidad, la gran obra de su existencia, la historia de la literatura chilena" (Feliú Cruz, Guillermo. Armando Donoso y su tiempo. 1886-1946. Santiago de Chile: Nascimento, 1969, p. 89).

Aunque el proyecto de una historia literaria nunca fue llevado a cabo -entre otras razones, porque "el periodismo estranguló al hombre de letras, que partió a la eternidad sin poder realizar su sueño" (Donoso, Ricardo. "Un sueño que no se realizó". El Mercurio. Santiago, Chile, 10 de diciembre, 1972, p. 6)- dejó su marca en una extensa y heterogénea producción de artículos, notas periodísticas, reseñas y entrevistas, ensayos, libros, antologías y otras compilaciones de literatura chilena.

La formación literaria de Donoso -nacido un 18 de septiembre de 1886 en la ciudad de Talca, hijo de Hortensia Novoa Concha y Ricardo Donoso Cruz- comenzó en 1900, cuando ingresó al Liceo de Talca donde tuvo la oportunidad de conocer a Enrique Molina (1871-1964), director del liceo, y Alejandro Venegas (1871-1922), subdirector, quienes promovieron y alentaron en Donoso el estudio de la literatura y la filosofía.

Tras cursar las Humanidades en el Liceo de Talca, Armando Donoso viajó a Alemania junto a su tío, Eduardo Donoso Cruz, donde, además de iniciarse en el aprendizaje del alemán, realizó estudios de literatura y filosofía en el Seminario de Lübeck. Estuvo en Alemania hasta 1909, año en el que, de regreso a Chile, recorrió Francia, España, Italia y Suiza. Con 22 años y una formación literaria privilegiada, Donoso se radicó en Santiago para seguir estudios de Bachillerato en Humanidades en la Universidad de Chile.

De manera paralela, comenzó su carrera periodística trabajando como reportero en El Diario Popular (1902-1909), ocupación que compartía con un trabajo de oficial en el Ministerio de Instrucción Pública. Aquí conoció a otra de sus grandes influencias, el intelectual Enrique Matta Vial (1868-1922), quien estimuló en Donoso el interés por los estudios históricos, invitándolo a publicar en la Revista Chilena de Historia y Geografía y la Revista Chilena (1917-1930), de las que Matta Vial fue director.

Durante la década de 1910, en un contexto en el que la crítica literaria periodística se estaba consolidando gracias al trabajo semanal de figuras como Omer Emeth (1960-1935), Leo Par, seudónimo de Ricardo Dávila Silva (1873-1960), Eliodoro Astorquiza (1884-1934) o Ginés de Alcántara, seudónimo de Juana Quindos (1888-1952), Armando Donoso inició sus actividades como crítico en el diario La Unión, donde escribió textos sobre teatro. Publicó también artículos, reseñas y notas en otros periódicos como Las Últimas Noticias, La Nación y El Diario Ilustrado.

Donoso también estuvo a cargo de algunas secciones literarias y publicó diversos textos críticos en revistas de las que fue colaborador, como la Revista contemporánea (1910-1911), dirigida por Pedro Prado (1886-1952), con quien posteriormente integró el grupo Los Diez; Pluma y lápiz, fundada en 1912 por Fernando Santiván (1886-1973), donde llevó a cabo la sección "Al margen de los libros", o en las que fue editor o director literario, como Pacífico Magazine (1913-1921) y revista Zig-Zag (1905-1964).

En Pacífico Magazine, entre fines de 1915 y comienzos de 1917, publicó un conjunto de conversaciones con personajes relevantes de la política y la literatura chilenas de la segunda mitad del siglo XIX que fueron reunidas de manera póstuma en el libro Recuerdos de cincuenta años (1947) con prólogo de su hermano Ricardo Donoso (1896 - 1985). Durante la década de 1920 llevó a cabo otro conjunto de conversaciones, en esta ocasión, con Arturo Alessandri Palma (1868-1950), quien recientemente había llegado a la presidencia de Chile. Estas conversaciones fueron publicadas en el año 1925, en el libro recopilatorio El alma de Alessandri, y, en el año 1934, reeditadas con el título Conversaciones con don Arturo Alessandri: anotaciones para una biografía.

Mientras consolidaba su carrera en el periodismo -que lo llevó en 1927 a hacerse cargo de la subdirección del diario El Mercurio-, Armando Donoso publicó más de una decena de libros. En 1910, a petición de la editorial Maucci de Barcelona, realizó una selección de poetas titulada Parnaso chileno que fue el antecedente de uno de sus libros más ambiciosos, la antología de poesía chilena moderna Nuestros poetas (1925). También publicó otras compilaciones -generalmente a través de editorial Nascimento, de la cual fue asesor literario- de la obra de Pedro Antonio González (1863-1903), Carlos Pezoa Véliz (1879-1908) o Rubén Darío (1867-1916).

En la década de 1920 aparecieron en España y Argentina tres libros que reunieron ensayos y artículos que Donoso había publicado en revistas o individualmente a manera de folletos. Estos libros, que examinaban la obra de escritores, artistas e intelectuales como Gabriela Mistral (1889-1957), José Toribio Medina (1852-1930) o Tótila Albert (1892-1967), fueron la consolidación de un trabajo ensayístico que Donoso había iniciado con Los nuevos (1912), libro publicado en Valencia en el que tempranamente indicó el principal camino que recorrió en su trayectoria como escritor: la promoción, análisis y difusión de las letras chilenas contemporáneas.

La producción literaria de Armando Donoso se concentró en las primeras tres décadas del siglo XX, tras las cuales continuó con sus diversas ocupaciones en El Mercurio, el Ministerio de Educación, como Jefe del Departamento Artístico, y la Universidad de Chile, donde ayudó a organizar el Departamento de Extensión Cultural, hasta que en el año 1945 le fue diagnosticada una esclerosis cerebral complicada con tumor que lo llevó a emprender un viaje a Estados Unidos en busca de tratamiento acompañado por Elena Pení Dissett, con quien contrajo matrimonio tras la muerte de su primera esposa, la poeta María Monvel (1899-1936). Falleció, sin embargo, el 17 de enero de 1946, a las 3 de la madrugada en el Hospital Bellevue de la ciudad de Nueva York.