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Obras treatrales

Con más de noventa obras escritas, Jorge Díaz se ha constituido como uno de los dramaturgos más prolíficos y de mayor permanencia en el teatro chileno. Desde su primer montaje, Manuel Rodríguez, en 1957, la producción del autor ha continuado ininterrumpidamente con obras como El cepillo de dientes, El velero en la botella, Topografía de un desnudo, El locutorio, Mata a tu prójimo como a tí mismo, Ligeros de equipaje, La marejada, Pablo Neruda viene volando, El guante de hierro, Oscuro vuelo compartido, Canción de cuna para un anarquista y El mundo es un pañuelo, por mencionar algunas. Juan Andrés Piña señaló: "El teatro de Díaz, crítico, violento, escéptico con respecto a sus personajes, deja entrever pequeñas ventanas de vitalidad y amor, sólo en el momento en que bajan a su condición íntima de seres humanos, olvidando su pompa y falsedad. En este sentido hay el rescate de un 'nuevo humanismo', al que se arriba por la vía del absurdo y el contrasentido". (Díaz, Jorge. Teatro: ceremonias de la soledad. Santiago: Nascimento, 1978. p. 43.)

Además, llevó su estética a la narrativa en textos como Textículos ejemplares de Jorge Díaz: absolutamente todo acerca de nada, Devocionario para lunáticos, Brevario impío, Para escribir en la vía pública; y otros textos narrativos como Cuentos para llevar en la mochila y La isla que navega a la deriva, en la que aborda el tema del exilio.