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fiesta de la Inmaculada Concepción

A fines de ese año 1663, para las solemnes festividades del 8 de diciembre de la Inmaculada Concepción, tan fastuosamente celebradas por los jesuitas, el presidente de Chile don Ángel Pereda, quiso hacer grandes festejos. Su amigo Francisco Sandoval, recién llegado de España, le procuró un novedoso auto sacramental: El Pastor Lobo, impreso en Zaragoza tres años antes.

Para la fiesta pública ordenó trabajo de ornato en la residencia de la autoridad suprema. En los jardines de la casa levantó dos cabañas contiguas como escenario de arquitectura efímera. Una representaba la cruz y la otra, lo perecedero de las flores. Los personajes eran seis masculinos y dos femeninos. El Pastor Lobo -es decir, el Diablo- y sus acólitos -el Apetito y el Descuido-, la Cordera -feminidad pura- y sus fieles ayudantes, la Voluntad y el Cuidado, así como el Buen Pastor, o sea, Jesucristo (Medina, J. T. Dos comedias famosas y un auto sacramental, 1917).

El Gobernador, en su empeño de deslumbrar al vecindario, gastó grandes sumas en la hechura de los trajes e invitó a participar en la pieza a las damas y caballeros más prominentes de la capital. Se repartieron los roles. El difícil y temido papel de Lobo malo se puso en manos de Francisco Sandoval, que para caracterizarse lucía una aterradora capa escarlata, a través de cuyos pliegues se percibían los cuernos de Satán. Su esposa, la hermosa y dulce Clarita Ortega, vestida de zagala, encarnaba a la heroína. El Buen Pastor quedó a cargo del bien parecido Jerónimo Moncada.

La trama simbólica del auto sacramental comenzaba con los requiebros del Pastor Lobo a la Cordera, sus lúbricas solicitaciones a través de los alcahuetes el Apetito y el Descuido. La doncella huía temerosa, sufriendo un desmayo. Raptada en este trance por Cuidado -el gracioso de la obra-, al recuperar el conocimiento declara su casto afecto al Buen Pastor que representa el símbolo de la redención cristiana por el amor (Medina, José. Cosas de la colonia: apuntes para la crónica del siglo XVIII en Chile, 1952)