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Insurrección conservadora

Tras la elección de presidente y vicepresidente de la República, en septiembre de 1829, se generó una enorme disputa por la asignación de este último cargo. Según el artículo 72 de la constitución de 1828, en caso que ningún candidato lograse la mayoría absoluta de sufragios, es decir, uno o más votos sobre la mitad de los electores, correspondía al Congreso elegir a las autoridades entre los candidatos que hubiesen obtenido "mayoría respectiva, y después el Vicepresidente entre los de la mayoría inmediata". Francisco Antonio Pinto alcanzó la presidencia luego de obtener mayoría absoluta de sufragios. No ocurrió lo mismo con la vicepresidencia, pues los votos restantes se repartieron entre dieciocho candidatos, siendo los más favorecidos Francisco Ruiz Tagle, Joaquín Prieto y Joaquín Vicuña. Las cámaras legislativas, que por entonces presentaban una clara preeminencia liberal, desestimaron a los dos primeros candidatos, inclinándose por el tercero, cuya tendencia política era más afín a sus principios. Fue entonces cuando el malestar de la facción opositora -conformada por o'higginistas, pelucones y estanqueros- se transformó en abierta rebelión. Estos objetaron la manera de proceder del Congreso en dicha elección, lo que fue interpretado como una violación del código constitucional.

La revuelta comenzada en las provincias de Concepción y Maule no tardó en ser apoyada por el Ejército del Sur comandado por Prieto. Montada en una supuesta defensa de la constitución, la insurrección obtuvo una rápida adhesión de algunas provincias del norte y también de la capital.