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Control de la prensa

A diferencia de lo ocurrido en la década anterior, en donde emergió una incipiente, pero progresiva prensa periódica, el régimen conservador puso grandes trabas a su desarrollo. En teoría, el poder dirigente no deseaba anular por completo el ejercicio de la opinión, sino más bien imponer sobre ella un fuerte control, para garantizar el orden vigente. Sin embargo, aún cuando Portales se declaraba favorable a una oposición saludable y decorosa, en la práctica, la persecución de que fueron víctimas algunos redactores y el clima de temor generalizado, provocó un silencio periodístico. Muchas de estas publicaciones sólo alcanzaron a sacar unos pocos números antes de ser víctimas del acoso ministerial.

Distinto fue el caso de El Araucano, portavoz de las ideas gubernamentales, que se publicó semanalmente por más de cuarenta años. Fundado en septiembre de 1830, tuvo como redactores a Manuel José Gandarillas y, posteriormente, a Andrés Bello, estrecho colaborador del gobierno de Prieto.