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El “Arte Nuevo” de Francisco Contreras

Según Armando Donoso (1886-1846), Francisco Contreras fue parte de la "falange de los precursores de nuestra renovación literaria, que iniciara en parte Rubén Darío con su Azul" (Donoso, Armando. "Francisco Contreras". Los nuevos. Valencia: F. Sempere y Cía. Editores, 1912, p. 62).

Contreras expresó su pensamiento respecto a esta renovación literaria -que él denominó como "Arte Nuevo" o "Arte Moderno"- en prólogos y artículos que publicó hacia fines del siglo XIX e inicios del XX.

Entre estos, uno de los más referidos por los estudiosos de la obra de Contreras y su pensamiento es el prólogo a su libro Raúl, "Preliminar. Arte Nuevo", texto de carácter "decididamente contestatario, en función de los reparos de exclusivismo, artificialidad y decadentismo que la crítica le formulaba entonces al 'Arte Nuevo' o 'Arte Moderno'. Las respuestas de Francisco Contreras a cada una de esas observaciones van constituyéndose en un esquema de la génesis y especificidad del movimiento" (Oelker, Dieter. "El modernismo en Chile". Muñoz, Luis y Oelker, Dieter. Diccionario de movimientos y grupos literarios chilenos. Concepción: Universidad de Concepción, 1993, p. 71-72).

Para Contreras, el espíritu de este "Arte Nuevo" era la "suprema libertad" que se expresaba en el "libre desarrollo del temperamento creador", es decir, que "la creación más artística será aquella que sintetice más fielmente, más intensamente, más sinceramente, en una palabra, el temperamento que la informe" (Contreras, Francisco. "Preliminar. El arte nuevo". Raúl. Santiago: Librería e Imprenta del Progreso, 1902, p. III).

Con "Preliminar. El arte nuevo", según José Promis, "el autor se adelanta considerablemente a la sensibilidad literaria de su propia generación y define la sensibilidad de la generación modernista" (Promis, José. Testimonios y documentos de la literatura chilena (1842-1975). Santiago: Nascimento, 1977, p. 168).

Al año siguiente, apareció un artículo en la revista Pluma y Lápiz (1900-1904) firmado con el seudónimo "Guys", que Dieter Oelker atribuyó a Francisco Contreras (p. 80).

En este artículo, Guys dio cuenta de esta nueva sensibilidad extendida entre los jóvenes, refiriéndose a ella como "modernismo": "Parece mentira que en este tiempo todavía se hable de decadentes y se alimenten odios escolásticos. De lo único que con razón puede aún hablarse es de modernismo. Esto es, del movimiento de evolución del arte que aporta nuevas modas e inventa nuevas formas para encuadrar más fielmente el espíritu de la época. De las exageraciones de la lucha no quedan sino estas dos grandes conquistas: la idea de la Libertad y el sentimiento de la Renovación. Y, en tal sentido, no puede negarse, todos los jóvenes somos modernistas. Los que se resistieran harían el papel de químicos que buscaran en pleno siglo XX la piedra filosofal" (Guys. "Modernismo". Pluma y Lápiz. Volumen VI, número 21, 6 de diciembre de 1903, p. 1).

En 1905, Francisco Contreras viajó a Francia, lugar en el que "se ocuparon de sus libros los periódicos, los editores le abrieron sus puertas, tuvo como amigos a los más conocidos escritores hispanoamericanos residentes en Europa y a muchos escritores europeos", entre ellos a Rubén Darío, Gómez Carrillo, Amado Nervo, Leopoldo Lugones, Remy de Gourmont, Max Nordau, Louis Dumur, Saint-Georges de Bouhélier, Jules Romains. Este desarrollo de la vida literaria de Contreras contrastó con el de otros de sus compañeros de Pluma y Lápiz: "Pasaron luego algunos años y el indiferentismo acabó por matar aquellos regocijados días de bohemia que nacieron al calor del hogar de la revista Pluma y Lápiz. Uno a uno se fueron dispersando, sus mantenedores después del fracaso total del periódico" (Donoso, p. 66).

En este ambiente, Contreras continuó sus reflexiones respecto al "Arte Nuevo" en el prólogo a su libro Romances de hoy (1907), "pero situándolas en la dinámica del desarrollo que iba transformando al 'Arte Nuevo' en 'arte de hoy' -o 'Mundonovismo'-, como prefirió denominarlo en sus estudios críticos posteriores, entre los que deben mencionarse Les écrivains contemporains de l'Amérique espagnole (1920), Rubén Darío. Su vida y obra (1930) y L'esprit de l'Amérique espagnole (1931)" (Oelker, p. 69).