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obra narrativa

Los cuentos y novelas de Gallardo presentan la característica poco común de encarnar en su constitución textual aquello que representan. Llenos de un sentido lúdico, un lenguaje coloquial no impostado y una aguda visión de la cotidianidad, sus relatos logran reflejar la complejidad de un puñado de vidas que resultan indudablemente chilenas. Esto se observa incluso en los textos donde es evidente la experimentación con formatos narrativos, como es el caso de Obituario (1988 y 1989), y con la ficcionalización de la realidad, como sucede en La nueva provincia (1987).

La reflexión sobre la literatura es una constante en su narrativa, que señala la presencia de lo literario que subyace a la experiencia y lenguaje reales. Este vínculo de lo real y lo literario, Gallardo lo expresa con elocuencia al comienzo de Historia de la literatura y otros cuentos cuando, narrando una conversación amistosa, concluye:

"También pensaba, melancólicamente, en lo improbable que iba a ser hacer menos literatura en mis cuentos, en lo improbable que iba a ser que el pobre Roberto me hablara derecho sobre la mera vida sin hacerla parecer literaria" (p. 6).