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El ferrocarril como medio de transporte y comunicaciones

El ferrocarril surgió con el fin de mejorar el transporte y las comunicaciones y así facilitar el funcionamiento de la industria minera exportadora del norte, junto con el comercio, la producción, la conectividad territorial, la incorporación del territorio nacional y el desplazamiento de personas. Hasta la primera mitad del siglo XX, el ferrocarril tuvo el monopolio del transporte terrestre en Chile. Asimismo, según Raúl Simón, hacia 1921 el ferrocarril constituyó "el sistema de comunicaciones más importante del país" (La situación económico-política de los ferrocarriles del estado, p. 7).

En la Breve reseña de los Ferrocarriles del Estado en Chile, publicada en el marco de la participación de Chile en la exposición de Quito de 1909, la Empresa de Ferrocarriles del Estado dio cuenta que algunas de las líneas férreas de vía simple se duplicaron debido al "aumento progresivo de los transportes" (Breve Reseña, p. 4). Hacia 1913, el Ferrocarril conectó Chile desde Arica a Chiloé "y sus múltiples ramales conectaban a prácticamente todo el país de norte a sur y de cordillera a mar" (Cardenas y Bravo, 2017, p. 24).

La movilización de turistas y viajeros a larga distancia se hizo principalmente a través de los ferrocarriles. Para el historiador Ian Thomson, el ferrocarril era el único medio de transporte "más que local y no limitado a los meses de octubre a abril" (Monografía de las líneas férreas fiscales recopilada para el Congreso de ferrocarriles de Buenos Aires en 1910, p. XXIII). Algunos de los tramos férreos más populares fueron los que conectaron a Santiago con Valparaíso y las ciudades de San Antonio y Cartagena, hacia las cuales se dirigían los turistas en los meses de verano. El ferrocarril también conectó a localidades más pequeñas del país como Monte Patria y Llay-Llay, cuyos habitantes lo utilizaron para trasladarse hacia otras ciudades, enviar correos y encomiendas, etc.