En Chile, tal como en muchos otros países, hasta que aparecieron los ferrocarriles, no existía turismo para la gran mayoría de la población

Thomson, Ian y Angerstein, Dietrich. Historia del Ferrocarril en Chile, p. 279

Desde su creación, la Empresa de Ferrocarriles del Estado impulsó el desarrollo del turismo nacional, acortando las distancias, facilitando la movilidad a lo largo del territorio y generando publicaciones que promocionaron y articularon sitios y actividades turísticas, tales como la Revista En Viaje y la Guía del Veraneante.

A partir de la década de 1930, la Empresa inició una política de fomento al turismo nacional con la construcción de hoteles a lo largo del país (como los de Puerto Varas y Pucón), el diseño de publicidad a nivel nacional e internacional y la creación de servicios complementarios, tales como boletos de turismo y oficinas de información. Por ello, según la historiadora María Carolina Casals "el inicio del turismo de masas en Chile comienza con la labor de FF.CC. del Estado" (La Empresa de los Ferrocarriles del Estado y el desarrollo del turismo en Chile (1925-1975), p. 6).

Como resultado, en 1935, la Empresa se atribuyó el aumento de turistas extranjeros que visitaron Chile, señalando que esto se debió a "las facilidades de todo orden que ofrecen los Ferrocarriles del Estado para hacer viajes agradables y económicos y el progreso que se observa en materia de caminos y hoteles" (Vaya a Chile, p. 1). Para la Empresa, dadas las características geográficas del país, sus servicios fueron un complemento fundamental para el desarrollo del turismo nacional (cf. Guía del Veraneante (1941)).

Sin embargo, de acuerdo a María Carolina Casals, este programa no fue suficiente para proyectar la industria turística, debido a la falta de apoyo de autoridades públicas y privadas. Junto con ello, los elevados gastos que realizó la Empresa para ejecutar su plan de fomento al turismo "sólo producían pequeñas ganancias" (Casals, María Carolina. La Empresa de los Ferrocarriles del Estado…, p. 10).

El impulso del turismo en el sur de Chile por parte de Ferrocarriles del Estado se relacionó también con "la apropiación del paisaje en el imaginario nacional" (Flores, Jorge. "La Araucanía y la Construcción del Sur de Chile, 1880-1950. Turismo y vías de transporte", p. 13) y con el fortalecimiento de la presencia estatal en esta zona, pues facilitó la accesibilidad a la región, con medidas tales como la expansión del ferrocarril a Villarrica en 1934.