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Los busca-vida (1862)

En 1862, Rosario Orrego comenzó la publicación por entregas de su segunda novela, Los busca-vida, en la Revista Sud-América (1860-1863), aunque la dejó inconclusa. Posteriormente, en 1873, republicó esta obra como folletín en la Revista de Valparaíso (1873-1874), medio del cual fue fundadora y directora, pero también apareció sin finalizar. En este último medio, a diferencia de la publicación de su primera novela, Alberto el jugador (1860), la autora firmó Los busca-vida con su nombre: "Rosario Orrego de Uribe".

Los busca-vida está ambientada en la Región de Atacama y su temática refiere al periodo de la "La edad de la plata", etapa correspondiente a la de la fiebre argentífera luego del descubrimiento del yacimiento de Chañarcillo (Vicuña Mackenna, Benjamín. "Capítulo VII. La geología y la producción de Chañarcillo". El libro de la plata. Santiago de Chile: Imprenta Cervantes, 1882, p. 196). Este acontecimiento, sumado a otros descubrimientos mineros, convirtieron a la ciudad de Copiapó en "el centro económico del país, transformándose en una sociedad abocada íntegramente a los intereses mineros". Rosario Orrego conoció de cerca este proceso de cambio, pues vivió su infancia en Copiapó durante este periodo y su familia participó del negocio minero de Chañarcillo (Ángel, Osvaldo. "Introducción". Rosario Orrego 1831-1879: obra reunida. Chile, Copiapó: Editorial Alicanto Azul, 2016, p. 18).

Los busca-vida se enmarca en el conjunto de producciones costumbristas del siglo XIX que, según Carmen Balart, por medio de la referencia a escenas de la vida en la literatura presentaron alguna crítica social con una "intención pedagógica" ("Temas de la narrativa moderna chilena: del romanticismo al naturalismo". Contextos, estudios de humanidades y ciencias sociales. Número 23, 2010, p. 141). En esta novela, la visión moralizante se expresa por medio de la narración de los peligros asociados a la búsqueda de la fortuna.

Similar al poder de seducción que presenta el protagonista de Alberto el jugador -quien dirige una casa de apuestas-, el espacio nortino atrae a los sujetos en búsqueda de riqueza, "con la diferencia de que aquí las fuerzas transgresoras son elementos desplazados del espacio central de la nación", pues los busca fortunas provienen desde Santiago y "vienen a 'socavar', con su ambición desmedida, el orden natural de un enclave en ascenso". De este modo, en Los busca-vida reaparece el problema del "peligro de disolución de los paradigmas que legitiman el orden tradicional del país" -aunque resituado en un espacio de "topografía fronteriza", Copiapó-, pues estos sujetos no actúan en consonancia con los valores, asociados a la idea de Estado, que en este periodo se deseaban promover (Epple, Juan Armando. "Rosario Orrego (1834-1879)". Escritoras chilenas: novela y cuento. Tercer volumen. Santiago de Chile: Editorial Cuarto Propio, 1999, p. 37). En contraste con ellos, se encuentran los indígenas incas que son descritos como mesurados y cooperadores y quienes, a pesar de conocer una veta de plata, se resisten a explotarla.

Así como en otras novelas de Orrego, en Los busca-vida las mujeres presentan un papel relevante en la mantención del orden familiar a la par que manifiestan su opinión, aunque, a diferencia de sus demás producciones novelescas, en este texto se presentan personajes femeninos pertenecientes a capas sociales distintas de la élite económica: como Rosicler, cantora popular, o Lucía, Mónica y Gala, mujeres indígenas. Para Catalina Zamora Abarca, en Los busca-vida se enaltecen las acciones de estas últimas: "Encontramos a Mónica y Gala, madre e hija, habitantes de Pueblo de Indios. Mónica, en apariencia sumisa a las órdenes del marido, es la que se mantiene fuerte y tranquila ante los problemas familiares. Vemos a ambas mujeres preparando alimentos, tejiendo sus chamales y también opinando sobre el trato de la sociedad copiapina para con su pueblo" (Zamora Labarca, Catalina. "La fortaleza de la mujer en la narrativa de Rosario Orrego". Orrego, Rosario. Rosario Orrego 1831-1879: obra reunida. Copiapó: Editorial Alicanto Azul, 2016, p. 35).

En relación con el abanico de personajes indígenas referidos y el mundo narrado, para Juan Armando Epple, Rosario Orrego se adelantó en esta novela, por un lado, a las obras de "línea narrativa indianista", tendencia que, según el autor, fue "cautamente marginada de la literatura nacional" y, por otro, a los textos literarios que presentaron una idealización regionalista, debido a la "valoración de la región nortina como un ethos de realización natural" (p. 39).