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Nuevo escenario comercial

En relación a estos acontecimientos Alfonso Calderón señala que el centro de la capital era un "mundo mágico", donde ya circulaban los primeros automóviles, victorias y unos pocos coches americanos. También señala: "Las tiendas entran en ebullición, ofreciendo champañas Mumm, Cordon Rouge, Gout Américain y Veuve Clicquot; Créme Simon, tirantes Shirley President, quitasoles de la Casa Para, Flirt, deliciosa bebida son alcohol, aguas minerales de Verin, sorset Pouget, automóviles Renault, Panhard y Berliez; Té Ratanpuro, Pilules Orientales, Tisphorine, Bitter Angostura".

El comercio urbano había empezado a predominar desde el último tercio del siglo XIX en las principales ciudades latinoamericanas, instancia que permitió el surgimiento de grandes centros comerciales que combinaron la especialización y diversificación en la venta de productos bajo el alero de un gran establecimiento, caso emblemático de la tienda Gath y Cháves, inaugurada en 1910 en pleno centro de la capital.

El surgimiento de la comunicación de masas, entre las celebraciones del centenario y la gran crisis de 1929, se produjo a la par de los discursos nacionalistas y las reformas sociales. Nuestro país, al igual que los otros países latinoamericanos debía contribuir con materias primas a la economía mundial para recibir a cambio productos manufacturados. Asimismo, el influjo sin precedentes del capital extranjero solventó la modernización de algunos sectores progresistas de la economía chilena.

Sumado a lo anterior, es necesario considerar que en especial desde la década de 1920, grandes empresas transnacionales de origen estadounidense, establecieron plantas sucursales que electrificaron el país, instalando modernos sistemas telefónicos e introduciendo novedosos artefactos para el hogar, tecnologías de entretenimiento, automóviles y maquinaria pesada para la producción agrícola e industrial.