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Cónsul en Rangoon, Birmania

En sus Memorias, Pablo Neruda recuerda que después de muchas tramitaciones y esperas, un día su amigo Bianchi le preguntó: "¿No sale aún tu nombramiento?". Ante su negativa, Bianchi lo condujo hasta la oficina del Ministro de Relaciones Exteriores y le refirió sus impetuosos deseos de salir de Chile. El Ministro preguntó a uno de sus funcionarios qué puestos estaban vacantes y éste dio los nombres de varias ciudades diseminadas por el mundo, de las cuales Neruda alcanzó a retener una: Rangoon.

Así recuerda Neruda este momento:

"-¿Dónde quiere ir Pablo? -me dijo el ministro.

-A Rangoon -respondí sin vacilar.

-Nómbrelo -ordenó el ministro a mi protector, que ya corría y volvía con el decreto. Había un globo terráqueo en el salón ministerial. Mi amigo Bianchi y yo buscamos la ignota ciudad de Rangoon. El viejo mapa tenía una profunda abolladura en una región del Asia y en esa concavidad lo descubrimos.

-Rangoon. Aquí está Rangoon . . .

Pero cuando encontré a mis amigos poetas, horas más tarde, y quisieron celebrar mi nombramiento, resultó que había olvidado por completo el nombre de la ciudad. Sólo pude explicarles con desbordante júbilo que me habían nombrado cónsul en el fabuloso Oriente y que el lugar al que iba destinado se hallaba en un agujero del mapa" (Confieso que he vivido. Barcelona: Argos Vergara S.A., p. 77).

Junto a su amigo Álvaro Hinojosa, partieron desde Valparaíso el 14 de junio rumbo a Buenos Aires. En esta ciudad se embarcaron a bordo del Baden con destino a Lisboa. Llegaron a Madrid el 16 de julio, y luego a París, el 20 de ese mes. Desde París viajaron a Marsella, allí tomaron el barco con destino final Rangoon.

Durante el viaje, siguió colaborando con el diario La Nación, mandando periódicamente sus escritos.

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