La traducción del vocablo inglés performance al español resulta compleja, pues su significado puede estar asociado a los conceptos de "desempeño", "representación" o "interpretación". En el vocabulario artístico, el término se ha utilizado para designar diversas prácticas artísticas que involucran la participación activa del cuerpo, transitando en ocasiones por los terrenos propios de expresiones como el teatro, la danza y la interpretación musical, así como por los infinitos cruces entre estas y otras disciplinas. Dentro de esta categoría amplia que engloba el concepto de performance, difundido durante los años setenta, la crítica ha construido otras que permiten identificar diferentes matices respecto de las condiciones de producción y las características estéticas de estas manifestaciones: es el caso de arte de acción, arte en vivo, happenings, acciones de arte o intervenciones.

Una característica que define la especificidad de la performance es que se trata de un evento transitorio e irrepetible que rompe con la concepción de la obra de arte como objeto tangible, estable e inalterable, susceptible de ser conservado, coleccionado y transado en los mercados. Estas acciones suelen llevar asociados registros escritos, fotográficos o audiovisuales que constituyen un medio de documentación del evento artístico. La perfomance tematiza tanto el contexto de producción como el proceso de recepción, desdibuja los límites entre arte y vida, las fronteras entre las disciplinas artísticas y la distinción entre obra y artista.

Hoy los estudios de la performance han ampliado su campo de acción, abarcando una serie de manifestaciones culturales que suponen el recurso a la memoria corporal para la producción y recreación de escenificaciones más o menos planificadas. De esta forma, caben dentro de su interés no solo representaciones artísticas, sino también diversas prácticas sociales, espontáneas o convencionales, como lo son los rituales, las fiestas tradicionales, las protestas y las celebraciones populares.