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Comenzó a interesarse por el folclor nacional

Juan Uribe fue un gran observador de su propia cultura. Se dio cuenta que el folclor nacional estaba muy olvidado por los investigadores y existían muy pocos estudios que describieran sus orígenes y desarrollo a lo largo de los siglos. De a poco comenzó a buscar en las lecturas de poetas populares, en los cantos y en las danzas tradicionales materia para sus ensayos. Juan Uribe descubrió que: "lo más significativo en el folclor, como expresión tradicional del pueblo, lo encontramos en el canto a lo humano y a lo divino. Se cultiva más que en cualquier parte de América e incluso España. Otra manifestación vigente son los "velorios de angelitos" y las fiestas religiosas como las de la Virgen del Carmen o de San Pedro" ("Juan Uribe Echevarría: el folclor auténtico está en la poesía popular", El Mercurio, 20 de noviembre, 1981, p. D2).

Gran andariego, se impregnó constantemente de la cultura popular. De este modo, a cualquier parte que iba siempre llevaba una libreta donde hacía anotaciones. Asimismo, comenzó a ser un visitante asiduo de la hípica, el tenis, el box, las riñas de gallos, fiestas donde se cantaban cuecas, la Estación Central y el mercado de La Vega en Santiago y la avenida Argentina de Valparaíso. Producto de estas anotaciones surgieron distintos artículos que publicó en El Mercurio, La Hora y el Nuevo Zig-Zag. Algunos de sus libros sobre investigación folclórica más destacados fueron: Cantos a lo divino y a lo humano en Aculeo: folclor de la provincia de Santiago (1962), Cancionero de Alhué: folclor (1964), Folclor de Colliguay (1965), El tema de la tierra de Jauja en la literatura tradicional chilena: ensayo de folclor comparado (1967) e Impresión histórica del folclor en Chile (1982)