Diversas entidades de carácter educativo tuvieron su origen en el siglo XIX. Las obras de mayor importancia fueron la creación de la Biblioteca Nacional en 1813, cuyo objetivo principal fue la difusión del conocimiento y el establecimiento de las colecciones que reunirían los bienes culturales de la naciente República; la Escuela Normal de Preceptores en 1842, cuya creación respondió a la necesidad de entregar las herramientas y conocimientos adecuados para el ejercicio de la docencia primaria; la fundación de la Universidad de Chile el mismo año; la constitución de la Sociedad de Instrucción Primaria en 1856 por un grupo de políticos e intelectuales con el fin de incrementar el número de escuelas y mejorar la calidad de la enseñanza; la formación del Consejo de Instrucción Pública, organismo creado por ley en 1879 para supervisar la educación secundaria y superior; la fundación de la Universidad Católica en 1888, plantel educativo que nació tras los conflictos entre los conservadores y el Estado docente, y cuyo propósito fue formar profesionales con los valores y principios de la religión católica. Por último, destaca la creación del Instituto Pedagógico en 1889, que significó un nuevo e importante paso en la necesidad de profesionalizar a los docentes secundarios.