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Planes y métodos de estudio

Hasta entrado el siglo XIX, la educación empleaba un sistema de organización sucesiva de las materias a enseñar, meramente acumulativa, de carácter enciclopédico, sin mayor conexión entre ellas y sin una graduación progresiva de sus dificultades, y, por lo mismo, fuertemente apoyada en la memorización de contenidos. Además, dada la escasez de profesores, empleaba una metodología de enseñanza mutua inspirada en el sistema lancasteriano, elementos todos que no garantizaban el aprendizaje de todos los alumnos ni menos una nivelación entre ellos.

Posteriormente, gracias a la influencia del positivismo y el evolucionismo, comenzó a adoptarse un sistema de organización concéntrica de los contenidos, de carácter cíclico y que buscaba la integración armónica de las materias entre sí, además de brindar a los alumnos la posibilidad de avanzar progresivamente en las asignaturas en función de su grado de complejidad y acorde al desarrollo de sus capacidades. Por otro lado, la metodología buscó nivelar los aprendizajes de los alumnos, de modo que todos pudieran avanzar al mismo tiempo. De esta manera, es posible apreciar una transformación en los planteamientos pedagógicos, que van desde rígidas estructuraciones a las que el alumno debía adaptarse, a visiones más flexibles donde el alumno es el centro del proceso educativo.

A continuación, se presentan algunos planes y metodologías de estudio que permiten apreciar los nuevos rumbos que cobró la enseñanza, y las materias privilegiadas en función de las necesidades contingentes.