La gran variedad de medios tecnológicos existentes en el mundo contemporáneo, junto con contribuir al crecimiento cultural de la sociedad, ha modificado profundamente las prácticas y hábitos de lectura.

En Internet, la convivencia de la palabra escrita con diversos códigos audiovisuales ha estructurado una forma inédita de aprehensión y comprensión de los mensajes, híbrida, personalizada y fragmentada. La información hipertextual que proporcionan los links -enlaces virtuales entre informaciones asociadas-, genera una densa red de textos interconectados, que rompe la linealidad del impreso tradicional.

No obstante ello, el libro sigue siendo una fuente única de entretención y evasión. En virtud de su condición de objeto autónomo y transportable, seguirá constituyendo un medio cultural difícil de sustituir.