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Recepción de Alexander von Humboldt (1769-1859) en Chile

Alexander von Humboldt Olwede (1769-1859) fue un científico alemán que se dedicó al estudio de diversos campos de las ciencias de la tierra y la intelectualidad: fue geógrafo, astrónomo, naturalista, explorador y escritor. Nació en una familia de la aristocracia alemana en septiembre de 1769 y desde muy joven mostró interés por el estudio de las ciencias naturales.

Fue educado en diversas materias por tutores y profesores particulares, quienes lo formaron en base a la lectura de los filósofos y científicos clásicos, del Renacimiento y la Ilustración. Luego de terminar sus estudios secundarios, pasó un semestre en la Universidad de Frankfurt estudiando comercio y economía, y luego se incorporó a la Universidad de Gotinga para estudiar leyes, donde asistió constantemente a las clases de ciencias del naturalista Georg Forster (1754-1794), quien participó en la expedición alrededor del mundo del navegante James Cook (1728-1779). También tuvo gran interés en matemáticas e idiomas.

Forster fue una de las principales influencias de Humboldt, quien lo motivó a viajar y explorar. De hecho, junto a él hizo su primer viaja a Holanda, Francia y Gran Bretaña, en donde tuvo la oportunidad de conocer a importantes naturalistas que se habían avecindado allí, principalmente en Londres.

En 1790, de vuelta en Alemania, Humboldt retomó en Hamburgo sus estudios de comercio y economía, y en su tiempo libre se dedicó a estudiar ciencias naturales y repasar los libros de viajeros y naturalistas más destacados de Europa, que incursionaron en Asía, África y América. Al año siguiente, en 1791, ingresó a la Academia de Minería de Freiberg y luego de terminar sus cursos trabajó como ingeniero en minas al servicio del gobierno local, lo que le permitió recorrer los yacimientos aledaños a esa ciudad (Wulf, Andrea. La invención de la naturaleza: el nuevo mundo de Alexander von Humboldt. Madrid: Taurus, 2016).

Posteriormente, se dedicó a preparar una expedición por África, se trasladó a Francia con intenciones de preparar su viaje, pero debió lidiar con los sucesos de la revolución en ese país. Debido a aquello, cambió su itinerario y gracias a sus contactos en las diferentes cortes de Europa, Humboldt tomó rumbo a España para solicitar al rey Carlos IV un pase libre para visitar los dominios españoles en América. Luego de establecerse por varios años en la península ibérica para preparar su viaje, se embarcó en 1799 con rumbo a la América española. En su periplo (1799-1804), acompañado por el naturalista francés Aimé Bonpland (1773-1858) y el militar español Carlos de Montúfar (1780-1816), visitó gran parte de América Central y el Caribe, Cuba, Venezuela y la frontera con Brasil, Ecuador, Perú, parte de la actual Colombia, Nueva España (México) y parte de Estados Unidos.

Su principal interés se concentró en las zonas tropicales y su abundancia de plantas, animales e insectos exóticos y singulares, y no mostró gran interés por el territorio austral, cuestión de la que se arrepintió con posterioridad. En dicho viaje tuvo la posibilidad de formar sus colecciones botánicas, zoológicas y entomológicas, estudios geológicos, meteorológicos e hidrográficos. Además, tomó contacto con diversos pueblos indígenas, con españoles avecindados en la América y con la elite criolla que comenzaba a formar sus primeras ideas sobre la independencia (Puig-Samper, Miguel y Rebok, Sandra. "Alexander von Humboldt y el relato de su viaje americano redactado en Filadelfia". Revista de Indias, Volumen LXII, Número 224, 2002, p. 69-84).

De regreso a Europa, principalmente a Londres y Paris, conoció a patriotas venezolanos como Francisco de Miranda (1750-1816) y los jóvenes Simón Bolívar (1783-1830) y Andrés Bello López (1781-1865), con quienes compartió sus estudios naturalistas y percepciones sobre América. A través de ellos, Humboldt influyó en la construcción de la discursividad nacionalista de las nuevas repúblicas, ya que por medio de su descripción de esos países, permitió crear una identidad en torno a la noción de territorio. En ese sentido, era un europeo que reconoció las naciones, sus límites y recursos naturales, por tanto, las repúblicas recién independizadas alcanzaron reconocimiento y legitimidad a través de las observaciones de un científico de renombre (Sanhueza, Carlos. "'He sentido mucho no haber podido penetrar más lejos hacia el sur'. Alexander von Humboldt y Chile". Revista Internacional de Estudios Humboldtianos. Volumen XI, número 20, Berlín: Universidad de Potsdam, Instituto del Romanticismo, 2010, p. 136-144).

Desde Paris realizó sus últimas actividades académicas y de divulgación y preparó un extenso viaje por Rusia en 1829. De regreso a la Europa central se dedicó casi exclusivamente a redactar su obra Cosmos, centrada específicamente en su percepción sobre el universo y la práctica científica para su entendimiento. En sus últimos años volvió a radicarse a la ciudad de Tegel, donde falleció en 1859.

El principal receptor americano de Humboldt como científico y naturalista -durante y después de los procesos independentistas- fue el propio Andrés Bello, quien leyó sus textos publicados en francés y alemán. Tanto en Europa, como en Venezuela y Chile, Bello hizo una lectura permanente de los trabajos de Humboldt, lo que influyó de manera directa en su forma narrativa y en la visión particular sobre las ciencias. Tuvo gran impacto en Bello la publicación de Le voyage aux régions équinoxiales du Nouveau Continent (1807). En dicha obra, Humboldt entremezcló la narrativa romántica, que se encontraba en boga en Europa para ese entonces, con la utilización del método científico ilustrado, lo que generó un profundo cambio en la percepción de los naturalistas sobre la práctica de las ciencias.

Al radicarse en Chile, Bello trajo consigo las traducciones al español de las obras de Humboldt y las compartió con la intelectualidad local.

Otros científicos extranjeros que se radicaron en Chile con apoyo del gobierno y que tuvieron una fuerte influencia del método y la forma de hacer y escribir ciencia de Humboldt fueron Claudio Gay (1800-1873), Rodulfo Amando Philippi (1808-1904), Pedro Amado Pissis (1812-1889) y, en menor medida, Ignacio Domeyko Ancuta (1802-1889) (Sanhueza, p. 136-138). En todos estos científicos, los principales rasgos destacados del método de Humboldt fueron el uso de instrumentos científicos y del grabado como forma de ilustrar las investigaciones; el viaje o expedición como método de aproximación directa; la interdisciplinariedad del naturalista, normal entre los científicos de los siglos XVIII y XIX; la formación de colecciones, la narrativa romancista y la exposición científica al momento de escribir y expresar ideas.

En el caso de Philippi, este tuvo cierto contacto con Humboldt y leyó sus textos en alemán. Además, el propio Humboldt recomendó a Philippi en la corte prusiana, lo que le valió el otorgamiento de dos importantes reconocimientos estatales, previo a su viaje a Chile. Sin embargo, tanto en Philippi como en Domeyko se concretó un cierto alejamiento del método humboldtiano al pasar de los años, esto, debido a que ambos prefirieron una especialización científica por sobre la formación de una práctica y obra universalista, lo que redundó en la conformación de una praxis académica y la escritura para un público más acotado, centrado en sus actividades docentes en el Instituto Nacional y la Universidad de Chile (Sanhueza, p. 137-142).

Las obras de Humboldt fueron publicadas en español en Chile desde la década de 1820, principalmente Viage à las regiones equinocciales del nuevo continente y Cosmos, tanto de manera individual así como en publicaciones periódicas de ciencias y literatura, como la Revista de Santiago, revistas en las que también se analizó su obra en diferentes artículos científicos. Además, a través de la influencia de Gay, Philippi y Domeyko, fue leído en los planes y libros de estudio, ya sea directamente o citado por los propios naturalistas en sus obras personales.