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la noción del tiempo

Durante la Colonia, los días transcurrían con cierta monotonía, la que era interrumpida por los rezos familiares, jornadas de lecturas realizadas por el padre y las respectivas comidas. Los horarios de las comidas se distribuían a lo largo del día, partiendo por el desayuno que se servía antes de la nueve de la mañana, entre la una y dos de la tarde correspondía la comida para dar paso a una siesta de los habitantes de la casa la que era respetada por todos.

El sonar de las campanas de las iglesias, a las nueve de la noche, era la señal del comienzo de toque de queda, en el cual las personas regresaban a sus casas y quedaban las calles desiertas. En ese momento era común que aparecería la figura del sereno, quien con su farol iluminado indicaba la hora y el tiempo de aquella noche.

Es recién con el advenimiento de la República, donde el uso del reloj mecánico se masificó trayendo consigo el remplazo de la noción de tiempo religioso por un tiempo laico.