A mediados del siglo XX, la figura del huaso y otras expresiones culturales de la zona central campesina se instalaron como representativas de la cultura chilena en programas de radio y presentaciones de artistas y grupos de música típica.

En este contexto, surgieron investigaciones cuyo objetivo fue estudiar las raíces y contenidos de sus manifestaciones. Uno de los trabajos destacados de esta época fue Los orígenes del arte musical en Chile (1941), de Eugenio Pereira Salas (1904-1979), libro en el que se subrayó la primacía del elemento hispano en la configuración de las manifestaciones populares chilenas por sobre estratos como el indígena o el negro africano.

Posteriormente, debido en parte a la influencia de este libro, las investigaciones folclóricas se centraron en las manifestaciones de origen español o mestizas, separándose de los estudios de las culturas de los pueblos originarios, los que se realizaron fundamentalmente en disciplinas como la antropología y la etnología.