Dicen de él que era mateo, que era uno de los mayores coreógrafos del siglo XX. Dicen que murió con las botas puestas, que la noche anterior se tomó su último trago de café a pesar de toda contraindicación médica. Dicen que apagó su último cigarro con gusto.

Todo esto y mucho más dicen sobre Patricio Bunster, bailarín y coreógrafo nacional quien dejó de respirar el 25 de septiembre de 2006 y fue despedido en un multitudinario cepelio en el Cementerio General.

Con su particular visión sobre la danza, que se resume en su frase "sería bueno que la danza no se mirara tanto en el espejo sino que mirara a través de la ventana", Bunster formó a cientos de bailarines y coreógrafos, primero en la Escuela de Danza de la Universidad de Chile y luego como director de la escuela de danza El Espiral.

Entre sus obras más destacadas se encuentran Calaucán (1959), basada en el Canto General de Pablo Neruda, Catrala Desciende (1968) y A pesar de todo (1986) realizada con música de Víctor Jara y que manifestaba una abierta oposición al gobierno militar.

El mundo de la danza, todavía no se reponía cuando Lola Botka, bailarina fundadora de la Compañía del Ballet Nacional de Chile, murió a los 96 años el 27 de noviembre del 2006.

Lola Botka, quien estuvo ligada a la danza nacional por más de seis décadas, llegó al país como parte del elenco del ballet alemán de Kurt Jooss . Desde ahí, junto a su esposo Ernst Uthoff, verdadero fundador de la danza contemporánea en el país, crearon en 1945, el Ballet Nacional de Chile, la primera compañía de danza profesional del país.

A través de montajes como Coppelia y La Mesa Verde mostraba su gran virtuosismo corporal, reflejado en el poder del gesto y en el lenguaje de las manos.

Los invitamos a recordar a estas importantes figuras de la danza nacional en Memoria Chilena.