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Sistema traído por los españoles

El sistema utilizado en el cultivo de la vid, así como la tecnología en la producción del vino, fue traída a Chile por los españoles. Los viñedos se trabajaban poco, nunca se araba la tierra entre las hileras y cada treinta años se exponían las raíces para su poda. Las vides se mantenían a una altura de 1,60 metros, sostenidas por rodrigones y regadas en exceso, plantándose alrededor de 1.500 a 2.000 plantas por cuadra. La única época activa en el campo era la de cosecha o vendimia que comenzaba a fines de abril y se extendía, en algunas zonas, hasta junio. Durante este período niños y mujeres recogían los racimos en canastos, que luego se trasladaban a lomo de mula o en carretas hasta los bodegones que se encontraban a la altura del patio, donde se procedía a pisar la uva en lagares de piedra, ladrillo o cuero. Desde allí se trasladaba a las tinajas de fermentación. Una vez que el mosto perdía su dulzor se lo trasladaba a tinajas de guarda impermeabilizadas con brea. Para conservarlo se le agregaba una porción de vino cocido por diez partes de vino fresco e incluso, en algunas ocasiones, se le agregaba carne para detener su avinagramiento. La etapa final correspondía al traslado de los odres y tinajas para la venta.

El vino producido de esta manera tenía una corta vida, y debía ser consumido dentro de un año. Esta situación era resultado directo del desconocimiento y falta de técnicas en el cultivo de la vid, así como del proceso de fermentación y de guarda. A pesar de ello, la producción de vino fue un negocio rentable pues, a mediados del siglo XVIII una propiedad de 48 cuadras plantada con vides estaba avaluada en 300 pesos, el mismo precio que una de 400 cuadras sin vides.

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