desarrollo lexicográfico
El aporte de Rodolfo Lenz a la lexicografía en nuestro país no se limita a la publicación de su Diccionario etimológico de las voces chilenas derivadas de lenguas indígenas americanas (1910), obra capital dentro de los estudios del léxico americano, sino que trasciende hacia la formulación de principios metodológicos fundamentales para la elaboración científica de diccionarios, ausentes en los trabajos de la misma naturaleza publicados hasta entonces. A diferencia de estos -orientados a eliminar del habla nacional los "barbarismos" e "incorrecciones" y, consecuentemente, acercar nuestra manera de comunicarnos a la forma castiza-, Lenz aspiró a construir un catálogo exhaustivo y objetivo de las particularidades léxicas locales, echando mano a una gran variedad de fuentes. Reconoce que fueron de gran ayuda dos obras publicadas hasta ese momento: por un lado, el Diccionario de chilenismos de Zorobabel Rodríguez y, por otro, las indagaciones de Claudio Gay y las obras literarias de autores como Jotabeche, Alberto Blest Gana y Daniel Barros Grez, entre otros.
En Problemas del diccionario castellano en América (1926), criticó a la Real Academia de la Lengua Española por la falta de criterios sistemáticos en la elaboración del repertorio: "La razón principal para las eternas discusiones sobre la corrección del lenguaje y del vocabulario hay que buscarla en el carácter incierto del Diccionario académico, que nunca ha explicado los detalles de las razones que aplicaba para aceptar o rechazar una palabra" (p. 17).
Lenz consideraba, en la misma línea de Bello, que la autoridad absoluta en lo que concierne a los usos lingüísticos es la lengua misma. Por ende, todo diccionario que desee prescribir los usos que se dan en un territorio debe comenzar por definir qué entiende por castellano y, luego, por americanismo. Para poder hacerlo, se debe contar con un amplio conocimiento de las palabras empleadas en cada territorio; solo así es posible contrastar y caracterizar adecuadamente las variedades dialectales. Junto con establecer su alcance geográfico, según Lenz un diccionario debe proveer información básica acerca de las situaciones en las que un vocablo se utiliza y su distribución social. Con ello prefiguró la utilización de marcas pragmáticas y sociolingüísticas tal como aparecen en los diccionarios actuales.
En definitiva, Rodolfo Lenz entregó una sólida metodología lingüística para la elaboración de diccionarios. Su posición teórica es netamente descriptiva, tal como señala en su Diccionario etimológico...: "Quiero estudiar cómo se refleja en el idioma actual del país el efecto del continuo roce con jentes de otros idiomas, con los indíjenas americanos" (p. 22). Muchas de sus apreciaciones son las que se utilizan hoy en día para el trabajo lexicográfico. Sin embargo, en Chile no se incorporaron sus criterios a cabalidad sino hasta 1984, con la publicación del Diccionario de Chilenismos de Félix Morales Pettorino, es decir, hasta 74 años después.