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Diálogo de Exiliados

El primer largometraje de Ruiz en tierras francesas es una suerte de ficción y documental a la vez. La película narra la historia de unos exiliados chilenos en París y sus andanzas tratando de conseguir techo, dinero y trabajo. Los actores, franceses y chilenos, trabajaron gratis por razones de solidaridad. La mayoría de los chilenos eran refugiados, colegas y amigos de Ruiz, por lo tanto estaban interpretando su propia situación.

Por su estilo corrosivo e irónico, la película fue muy mal recibida entre los chilenos exiliados en Europa. Incluso intentaron robarle los negativos para que no se exhibiera. Es que la imagen que se mostraba de los exiliados era muy peculiar: gente más bien floja, diálogos banales, etc. Naturalmente en 1974 no había mucho margen para aceptar una parodia de ese tipo entre la izquierda chilena. Ruiz se defendía diciendo que sus intenciones eran buenas: "yo estaba convencido que era una película militante, un llamado a la unidad, una especie de previsión de todos los errores que podrían cometerse y que tendríamos que evitar" (Mouesca, Jacqueline. Plano secuencia de la memoria de Chile: veinticinco años de cine chileno (1960-1985) Madrid: Eds. del Litoral, impresión de 1988, p. 122).

La película resultó un desastre en la taquilla y la crítica francesa apenas si la notó. Hoy, con la distancia del tiempo, Diálogo de Exiliados resulta ser una de las obras más chilenas de Ruiz, hilarante, osada y totalmente adelantada a su época.