Derrocamiento de Allende
Tras el golpe de Estado de 1973 el campo cultural chileno vio como buena parte del entramado que daba sustento a la actividad artística era modificado de manera radical: la mayoría de las universidades -principales centros de formación, apoyo y difusión de la labor artística- eran intervenidas por militares, mientras que centenares de profesores que simpatizaban con el gobierno de Allende eran exonerados, detenidos o exiliados.
A partir de entonces, las mismas estrategias plásticas debieron comenzar a resituarse en el nuevo escenario, marcado por la opresión objetiva y subjetiva y la obligatoria convivencia con la censura, que llegó a extremos como la clausura de una exposición de Guillermo Núñez en 1975 y la detención del artista, seguida de su expulsión del país, a manos de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA).
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