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Escribió cinco novelas voluminosas

José Donoso dijo en una ocasión: "la literatura es lo que me ha dado mayor placer en la vida. Me ha servido para ver el mundo, para hacer trascender a la gente. Yo aprendí a relacionarme con la literatura y en la literatura con las personas; por ella supe lo que era una mujer, no tanto por el pololeo. El amor lo aprendí en Romeo y Julieta. Y la sicología femenina, en Madame Bovary. La vida, en síntesis, la veo por la literatura" (Larraín, Ana María. "No soy neurótico, pero tengo mis mañas", El Mercurio, 1 de octubre, 1989, p. 1-3).

José Donoso fue un escritor a tiempo completo. Tras obtener el Premio Nacional de Literatura, siguió escribiendo con más energía incluso. La producción literaria de los años siguientes reflejó sus intereses contingentes. Así, en Conjeturas sobre la memoria de mi tribu (1996), noveló su historia familiar, la memoria de sus antepasados. En la novela Donde van a morir los elefantes (1995), reflexionó sobre las relaciones conflictivas que los intelectuales latinoamericanos mantienen con la cultura norteamericana. Asimismo, presentó un análisis lúcido sobre la condición de la mujer y el lugar actual de la literatura.

Por su parte, Taratuta; Naturaleza muerta con cachimba (1990) constituyó un libro excepcional dentro de su línea narrativa. Para escribirla se basó en un hecho histórico ocurrido en la Unión Soviética en la época de Lenin. Su inspiración fue la lectura de la biografía de Lenin escrita por Gerard Walter, donde encontró un pie de página donde se explicaba el asunto del Legado Schmidt (Nicolás Schmidt), en el período de la revolución bolchevique. Se informó sobre este caso y encontró múltiples contradicciones y oscuridades insalvables. De este modo, se puso a investigar: "Eso alertó en mí al impenitente hilador de intrigas que hay en todo novelista: quise investigar más pero sólo pude tocar la epidermis oficial de los escasos textos que obtuve". Luego de estudiar todo lo que pudo, escribió para la Agencia EFE un artículo que llamó "Lenin: nota al pie de página", el cual fue reproducido en docenas de periódicos de España y América Latina. Posteriormente, se interesó por novelar este hecho histórico y es así como surgió Taratuta.

En 1997, la editorial Aguilar Chilena lanzó una novela póstuma, titulada El mocho.