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Biografías en homenaje a Ignacio Domeyko Ancuta

La labor científica y docente de Ignacio Domeyko generó, desde sus primeros años en Chile, un gran impacto entre los estudiantes y entre los círculos políticos e intelectuales del país.

Sus clases, publicaciones y trabajo como miembro del Consejo Universitario, como Delegado Universitario y luego rector fueron ampliamente reconocidos por su gran aporte al desarrollo del conocimiento, la ciencia y la educación en sus niveles secundario y superior.

En ese sentido, un primer homenaje recibido por Domeyko fue la publicación en 1867 de una biografía, escrita por el historiador Miguel Luis Amunátegui (1828-1888). Para ese entonces, Amunategui había escrito diversas obras, entre ellas una biografía sobre el general de la independencia José Manuel Borgoño (1792-1848), varias ediciones de La reconquista española (1851), La dictadura de O´Higgins (1853) y Una conspiración en 1780 (1853), Biografías de Americanos (1854), algunos libros de historia colonial y republicana como Descubrimiento y conquista en Chile (1862), obras de crítica literaria y un análisis sobre la educación primaria en Chile, entre otras. Dicha experiencia le permitió escribir la biografía de Domeyko desde una perspectiva historiográfica y empírica, usando los métodos académicos de la época, a pesar de que se trataba de un homenaje en vida para quien había sido elegido rector de la Universidad de Chile.

Amunategui, amigo cercano y colega intelectual del científico polaco, escribió dicha biografía como respuesta a las críticas que había recibido su designación en la terna para proveer el cargo de rector, principalmente por ser extranjero, y en ella se explayó sobre las labores que había realizado por más de treinta años al servicio de la educación chilena. Así, realizó una extensa descripción de la vida de Ignacio Domeyko Ancuta en Europa, su niñez y juventud revolucionaria, su temple católico y nacionalista, el exilio por varios países, su posterior llegada a Chile y un importante énfasis en el trabajo que realizó tanto en Coquimbo como en Santiago al interior de las instituciones educacionales (Amunategui, Miguel Luis. Don Ignacio Domeyko. Santiago: Imprenta de la República, 1867).

Para llevar a cabo esta obra, Amunategui realizó un exhaustivo trabajo de revisión de fuentes oficiales y personales, incluyendo cartas entre autoridades y documentos de gobierno, con la finalidad de reconstruir de manera empírica la vida y obra del científico en Chile, lo que complementó con las propias palabras y experiencias que pudo escuchar del homenajeado en conversaciones privadas con él, además del uso de su biblioteca, archivo personal de cartas y documentos, he hizo un repaso de las principales obras publicadas por Domeyko desde su llegada al país hasta 1867. Una versión extendida de esta misma biografía fue agregada por Amunategui con posterioridad en su obra Ensayos biográficos (1893-1896), específicamente al final del tomo I de la edición de 1893, entre las páginas 184 a la 415, donde se incluyó el relato sobre los últimos años de su vida (Amunategui, Miguel Luis. Ensayos biográficos: tomo I. Santiago: Imprenta Nacional, 1893-1896, 4 volúmenes, 1893).

Tras la muerte de Domeyko, fueron varios los intelectuales que dedicaron tiempo a escribir sobre el sabio polaco y su aporte a la ciencia y la educación en Chile. Entre estos destacó el poeta y escritor nicaragüense Rubén Dario (1867-1916), quien antes de dejar Chile para volver su país natal, escribió una columna postuma en honor al inletectual y científico en el periódico santiaguino La Epoca, específicamente en la edición del 3 de febrero de 1889.

Posteriormente, la biografía escrita por Amunategui fue la base para que la escritora Berta Lastarria (1883-1945) redactara una nueva versión en 1936, de carácter más literario y adornada con apreciaciones e impresiones personales sobre Ignacio Domeyko Ancuta, cuya figura como científico e intelectual había sido elevada a la de "sabio" y prócer de la educación nacional, según esta autora. La escritora chilena abordó desde una perspectiva romántica pero en profundidad el contexto histórico en que nació y creció Domeyko, desde la revolución francesa y las guerras napoleónicas, hasta las invasiones rusas a Europa central y su formación intelectual en Vilna y Paris. También dio un importante énfasis a su participación en las revoluciones nacionalistas y describió en detalle a los intelectuales que formaron su círculo de amistades más íntimas. Es importante también en el relato de Lastarria dar cuenta del pasado colonial de Chile, su atraso educacional a mediados del siglo XIX y el contexto político, económico y social en que se hallaba el país a la llegada del científico en 1838 (Lastarria, Berta. Ignacio Domeyko y su época, 1802-1888. Héroe e ilustre polaco, sabio eminente, hijo adoptivo de Chile. Viña del Mar: Sociedad Imprenta y Litografía Universo, 1937).

Complementando la obra de Amunategui, Berta Lastarria abordó las últimas décadas de vida de Domeyko e incluyó datos sobre su retorno a Polonia, la reunión con familiares y antiguos amigos, la visita a los cementerios en que se encontraban otros tantos cercanos y su posterior regreso y fallecimiento en Chile el año 1889.

Algunos años más tarde, en 1941, Domingo Amunategui (1860-1946) publicó, dentro de su obra Recuerdos del Instituto Nacional (1941), un capítulo dedicado a la labor de Ignacio Domeyko como Delegado Universitario entre 1852 y 1867, destacando gran parte de sus obras como docente y como promotor de una estructura Universitaria diseñada para formar profesionales, técnicos y eruditos en diversas materias en las distintas facultades (Amunategui, Domingo. "Don Ignacio Domeyko, Delegado Universitario (1852-1867)", en Recuerdos del Instituto Nacional. Santiago: Ediciones de la Universidad de Chile, 1941).

Estos tres trabajos biográficos fueron fundamentales para formar y perpetuar la imagen de Ignacio Domeyko Ancuta como uno de los científicos, docentes e intelectuales más importantes del siglo XIX en Chile, al nivel incluso de ser uno de los formadores de la república y el Estado nacional, principalmente gracias a sus aportes en el área de la educación, de la formación de instituciones científicas y de la conformación del Estado docente, la diversificación de las instituciones educacionales y su extensión a gran parte del territorio.