El vínculo de Diamela Eltit con las artes visuales se potenció con su integración al CADA. Este movimiento artístico de resistencia contra el régimen militar, fue, en palabras de la autora: "un grupo con un trabajo político, que trabajó la ciudad como escenario público, de intervención artística y éramos un grupo de izquierda, no militante, pero si enteramente pensado dentro de la izquierda" (Rossi, Alejandra. "Yo no quiero cambiar el imaginario, yo quiero poner en el imaginario lo oculto", Mercado Negro, (11): 21-24, oct-nov, 2001)

Las acciones de arte realizadas por Diamela Eltit se iniciaron en 1979, cuando equipada con un trapo y un balde lavó la calle Maipú frente a los prostíbulos. En este gesto, se propuso dar cuenta de la marginalidad, "como el desborde de la institución, algo que pertenece a la sociedad pero que se le opone. Uno lo puede figurar en un momento en un prostíbulo, en lo indígena, en el problema de la mujer, en el de las minorías sexuales, en relación y enfrentamiento con el poder y la institución" (Foxley, Ana María. "Me interesa todo aquello que esté a contrapelo del poder", La Época, 20 de noviembre, 1988, p. 4-5 (suplemento)).

Diamela Eltit en varias entrevistas ha afirmado que siempre ha tenido una gran relación con la visualidad, más todavía durante el régimen pinochetista: "por razones sociopolíticas, había una cosa bastante apagada, disgregada y reprimida en la cultura. Las problemáticas de entonces de la plástica, me permitieron reflexionar más en mi quehacer, que también linda en lo visual. Fue una ampliación de los espacios, de mi propio espacio artístico, mental, imaginario, y proyectó mi trabajo de manera mucho más eficaz que como lo habría hecho desde mi escritorio" (Foxley, Ana María. "Me interesa todo aquello que esté a contrapelo del poder", La Época, 20 de noviembre, 1988, p. 4-5 (suplemento)).

Algunos de los videos que produjo en esta época fueron: Con frío, con lluvia, con calor. CADA: Chile, 1986 y El padre mío. CADA: Chile, 1986.