El cuarto mundo
El cuarto mundo fue la primera novela publicada por Editorial Planeta. Escrita en un contexto aún de represión dictatorial, aún presenta rasgos de opresión en el lenguaje y en el contenido, pero se observa un deseo de reconstrucción de la identidad, de repensar la cultura y el país.
Los temas que allí se tratan son: las relaciones filiales, el mundo privado de la familia, la mente, los sueños y los deseos. Respecto a esta novela Diamela Eltit señala: "El cuarto mundo, creo que toca aspectos que contiene Por la patria, pero en otro registro, quizás más subjetivo y antojadizo, allí quise abordar más calmadamente las políticas familiares, la identidad sexual y de roles, pero lo que más me importaba era la materialidad de cómo se escribía una novela. La definición sudaca alcanza a la novela, no sólo a los cuerpos latinoamericanos, sino a sus producciones sociales y culturales. Era mostrar la forma en que se escribía una novela sudaca que iba a ser obviamente reprimida por el mercado y la tendencia literaria dominante" (Ortega, Julio. "Resistencia y sujeto femenino: entrevista con Diamela Eltit", La Torre, Año IV, (14): 235, abril-junio, 1990).
Si bien, en su manufactura la autora trabajó como siempre, dejando fluir su escritura y sin planes previos, sí tuvo la intención de hacer una novela breve. Sus referentes fueron Antonin Artaud, Carson Mc Cullers y Yasunari Kawabata: "Me preocupé mucho de la escritura. Tenía como referente a Artaud, en la segunda parte, un autor que yo más o menos he leído. Había leído yo a Carson Mc Cullers, un libro que se llama La balada del café triste. Y había leído yo a Kawabata, un libro que se llama La casa de las doncellas durmientes. Como modelo de novela corta a mí me gustaron mucho" (Morales T, Leonidas. "Narración y referentes en Diamela Eltit", Revista Chilena de Literatura, (51): 123-129, noviembre, 1997).
Otro referente muy importante fueron las problemáticas sociales, aquello inspiró el título de la novela: "Utilicé ese título, El cuarto mundo, en dos sentidos. Por un lado, habría un cuarto mundo -que sería un mundo más oscuro que habita en cada uno de nosotros-, dentro de lo cultural. Y a su vez, en ese mismo espectro habría una referencia objetiva al Tercer Mundo que nosotros habitamos en Latinoamérica" (Larraín, Ana María. "El trabajo es la vida y mi vida", El Mercurio, 21 de mayo, 1989, p. 1 (suplemento))