Naciste pintada
Publicado el año 1999, Naciste Pintada se articula entre la crónica, la biografía, la poesía y el testimonio, conformando un mundo "habitado por seres que desoyen con una tremenda voluntad todo posible destino de aniquilación que la historia les tenía preparado" (Espinosa, Patricia. "Intimidad Maldita", p. 18). Seres que enuncian y se erigen como una "pluralidad de voces femeninas" (Eltit, Diamela. "Se parece a su última oportunidad", p. 58), personajes elaborados en una estructura compleja y discursiva, que buscan terminar con el silenciamiento femenino, a través del testimonio, de la biografía, de la crónica, la entrevista y la voz de la hablante.
Naciste Pintada es, a juicio de Raquel Olea, un libro "provocador en su estructura y estilo, que seguramente nos proporcionará, durante mucho tiempo, material para pensar el lugar de la poesía y de lo literario en la actualidad" (Olea, Raquel. "Naciste pintada. Cosa pública. Casas privadas", p. 145). Dos artículos críticos, de Lorena Garrido y Biviana Hernández respectivamente, refrendaron esta opinión. Naciste pintada puede ser leído, por un lado, a partir de los géneros literarios/sexuales, donde la estructura cobija significaciones y problemáticas de la mujer desarrolladas en la escritura; por otro, desde la hibridación de géneros, lo cual pone énfasis en ciertas estrategias de textualización y desarrollo complementario de la imagen y el texto, de la crónica periodística y del texto literario.
En síntesis, Naciste pintada es un libro "de cruce de fronteras" genéricas, tanto desde lo femenino como desde lo textual (Olea, Raquel. , p. 147). Casi una década después, el año 2008, aparece La casa de la poesía, reedición de uno de los capítulos de Naciste pintada que ofrece la oportunidad de "escuchar o volver a escuchar la poesía oral y corporal de Berenguer, en versión crónica poética" (Valenzuela P., Luis. "La casa, el puerto y el cuerpo", p. 34).