Puerto de Arica
La función articuladora de Arica posibilitó la integración económica de regiones distantes y se tradujo en un notable progreso de la ciudad hasta mediados del siglo XVIII. Luego, el agotamiento de las reservas argentíferas y el traslado de la ruta de la plata hacia Buenos Aires, la sumieron en una prolongada declinación, agravada por terremotos, epidemias y sequías. Ya en el siglo XIX y formando parte del Perú, el puerto logró reactivarse gracias a las exportaciones de guano, la producción de azúcar en Arequipa y la reestructuración de la minería en Bolivia.