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“Revista semanal” de La Mujer

"Revista semanal" fue una de las secciones permanentes del periódico La Mujer; apareció en todos los números de la publicación, en los que ocupaba dos o tres páginas. Esta sección presentaba un resumen de acontecimientos ocurridos en la semana referidos a temas diversos, tales como el anuncio de casamientos, publicaciones de libros, discusiones políticas, estrenos teatrales, acontecimientos locales y extranjeros. Con la inclusión de esta sección, el periódico, por un lado, "informaba de noticias recientes" y, por otro, "lograba la supervivencia económica, al mezclar los ensayos propagandísticos con información clara y rápida de mucho interés para las lectoras y lectores que no contaban con una perspectiva femenina de los acontecimientos cotidianos" (Ramírez, Verónica; Romo, Manuel y Ulloa, Carla. Antología Crítica de mujeres en la prensa chilena del siglo XIX. Santiago: Cuarto Propio, 2017, p. 56-57).

La sección era firmada por Safo, nombre que habría correspondido a un seudónimo de la directora de La Mujer, Lucrecia Undurraga (1841-1901), usado -según la visión de Verónica Ramírez y Carla Ulloa- "para simular el hecho de que gran parte del periódico era escrito por ella misma" (Ramírez, Verónica y Ulloa, Carla. "Estudio preliminar". La Mujer (1877): el primer periódico de mujeres en Chile. Santiago: Cuarto Propio, 2018, p. 26).

Al igual que otras secciones del periódico, "Revista Semanal" se refirió al problema de la educación de la mujer, aunque a partir de algún hecho particular ocurrido en esa semana. En relación con esta decisión, se ha planteado que "Safo, es decir, Lucrecia Undurraga, utiliza la 'Revista semanal' para defender la línea editorial y los propósitos de la publicación que dirige. El tono que emplea para referirse en esta parte a sus lectores es mordaz, enérgico y coloquial" (Ramírez y Ulloa, p. 26). Una muestra de esta defensa se halla en el número dos de la publicación, en el que se ofreció una respuesta a algunos comentarios de lectores que interpretaron la demanda por la ilustración de La Mujer como un llamado a que las mujeres dejaran la religión católica. En respuesta, Safo expresó: "¿De cuándo acá se les habrá metido a ciertas gentes entre ceja y ceja, de buena o mala fe, que nuestro periódico La Mujer es rojo o masón como se insiste en propalar tal idea? ¿Será envidia o caridad? No porque La Mujer trate del adelanto y progreso de la bella mitad del género humano, eso significa que llevamos un fin siniestro y que queremos descatolizar a nuestras hermanas. ¡Lejos de nosotras tal pensamiento!" (Safo. "Revista semanal". La Mujer. Número 2, 28 de mayo 1877, p. 15).

La sección también fue un espacio en el que aparecieron textos acerca de obras y figuras de las artes y literatura. Por ejemplo, en el número tres se dio noticia de la publicación de las Rimas de Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870), editadas en Chile por Salvador Smith, hijo de Antonio Smith (1832-1877). A propósito de este libro, Safo comentó: "¡Qué pensamientos tan bellos encierran esas estrofas hechas con tanta gracia y naturalidad! Uno se tienta por creerse poeta y sentarse, pluma en mano, a imitar esas producciones encantadoras. Si la realidad no viniera a manifestarnos que no tenemos bastante alma para llegar a esa altura, podíamos quedar con la convicción de que todos somos poetas y capaces de colocar nuestros humildes nombres al lado del que nos hace formar con la lectura de sus lindos versos semejante convicción" (Safo. "Revista semanal". La Mujer. Número 3, 2 junio 1877, p. 23).

En el mismo apartado se enunciaba la publicación de La cueva del loco Eustaquio (1863) de Zorobabel Rodríguez (1839-1901), editada en formato libro, en "una edición de lujo" y que fue evaluada por la redactora como "una lectura entretenidísima que nos trasporta a esa edad infantil y nos presenta el cuadro más completo de lo que hemos sido, de lo que hemos pensado y de cómo llevamos a efecto esas ilusiones de amor, que son el comienzo de nuestra vida" (Safo, p. 23).

Una de las figuras del mundo artístico a las que se refirió la sección fue la contralto italiana Clorinda Corradi (1804-1877), con motivo de su reciente fallecimiento. También conocida como Clorinda Corradi de Pantanelli, la cantante "fue la introductora del bel canto en Chile; desde el año 1861 hasta 1873 dirigió la cátedra de canto en el Conservatorio Nacional de Música" (Milanca, Mario. "La música en el periódico chileno 'El Ferrocarril' (1855-1865)". Revista Musical Chilena. Volumen 54. Número 193, 2000, p. 26). En La Mujer, se la describió como "la primera que nos dio a conocer los encantos del arte musical, la profesora y maestra de toda una generación". Safo hizo referencia al éxito de Corradi en la escena musical chilena al indicar que fue una "noble mujer, excelente amiga, buena madre, ¿cómo no recordar los tiempos de esta distinguida artista, cuando con su presencia arrancaba en nuestros teatros tantos aplausos, y a las primeras notas que se escapaban de su pecho, el público frenético la vivaba con entusiasmo. Pocas o ninguna artista en Chile fue objeto de ovaciones más espontáneas y más significativas. Ella era llevada en triunfo de la escena a su casa, y los hombres más distinguidos de su época formaban su mejor sociedad" (Safo. "Revista semanal". La Mujer. Número 3, 2 junio 1877, p. 23).