Esther Valdés
Esther Valdés, también conocida como Esther Valdés de Díaz, fue una dirigente obrera, colaboradora del periódico La Alborada y directora de La Palanca (1908). Valdés trabajó en el sector textil como corpiñera desde 1897. En este rol, participó activamente del movimiento obrero de inicios del siglo XX. A partir de 1905, asistió a sociedades, centros de ilustración y ateneos obreros (Zavala, Ximena. Algunas otras. Linajes de mujeres para el Bicentenario 1810-2010. Santiago de Chile: Corporación Humanas, 2010, p. 110).
Su labor como dirigente se desarrolló en la Asociación de Costureras "Protección, Ahorro y Defensa", fundada el 26 de junio de 1906 y de la cual fue la presidenta. En el discurso de la sesión inaugural del 1 de julio de 1907, la dirigente hizo un llamado a las obreras a unirse con el fin de socorrerse mutuamente en sus necesidades. Además, indicó que el propósito de la Asociación de Costureras era el "mejoramiento social, tanto material como intelectual", que se expresaba particularmente en la reglamentación de "las horas de trabajo"; en el "descanso dominical; abolición de la costumbre de trabajar de noche y obtener el jornal que a nuestro trabajo corresponda" (Valdés, Esther. "Programa de trabajo del gremio de las costureras". En Colectivo Catrileo+Carrión. Torcer la palabra. Escrituras obrera-feministas. Santiago: Tiempo Robado Editoras, 2018, p. 77-79).
A partir de noviembre de 1906, Valdés comenzó a colaborar en La Alborada. Su aparición en este medio ocurrió cuando el periódico reanudó su publicación en Santiago. Se ha señalado que la incorporación de Valdés a La Alborada "hizo que la posición del periódico en cuanto a la emancipación de la mujer fuera más explícita" (Hutchison, Elizabeth. "El feminismo en el movimiento obrero chileno: la emancipación de la mujer en la prensa obrera feminista: 1905-1908". Proposiciones. Volumen 21, diciembre de 1992, p. 36-37).
En su primer artículo de colaboración, Valdés se refirió al "despertar" de la mujer obrera respecto de su "triste condición", derivada tanto de su falta de formación educativa como de su situación laboral. El despertar al que aludió Valdés "no tiende únicamente a mejorar nuestra situación social, material y económica", ni "simplemente a federarnos y asociarnos para defendernos del enemigo común: el Capital; sino que tiende a abrirnos necesarios horizontes en el campo de la intelectualidad, hermosa lucha, cuya conquista ilumina las sombras de lo desconocido, nos trae horas más felices: satisfacciones más puras y señala a la mujer proletaria su noble misión de hija, de esposa y de madre!..." (Valdés, Esther. "Despertar…". La Alborada. Número 19, 11 de noviembre de 1906, p. 2).
En parte de los artículos que publicó en La Alborada dio a conocer el trabajo de la Asociación de Costureras. Así, por ejemplo, en el segundo de estos textos, se refirió a la ayuda monetaria que habían logrado reunir para enfermos y también para quienes estuvieran sin trabajo. Además, se refirió a los avances de la organización interna indicando que ya contaban con estatutos y también mencionó que nombraron como sus padrinos al Congreso Social Obrero y a la Sociedad Protectora de la Mujer (Valdés, Esther. "La asociación de costureras". La Alborada. Número 29, 27 de enero de 1907, p. 1-2).
En línea con el discurso inaugural de la Asociación de Costureras que había dado en 1906, Valdés publicó el texto "Reglamentación de las horas de trabajo para la mujer obrera", entre los números 37 y 42 de La Alborada. En este -a partir de la lectura de legislaciones europeas-, abogó por la limitación de las horas de trabajo para las mujeres obreras, que hasta ese momento trabajaban entre doce y catorce horas, debiendo, en muchas ocasiones, realizar horas extraordinarias por el mismo pago.
A la par de su colaboración en el medio dirigido por Carmela Jeria (1886-1966) y de su trabajo como presidenta de la Asociación de Costureras, Valdés fue tesorera de la Sociedad Periodística "La Alborada".
Un año luego del cierre de La Alborada, la Asociación de Costureras dio a conocer el primer número de La Palanca, el 1 de mayo de 1908, medio dirigido por la misma Esther Valdés, autodenominado como "continuador de la interrumpida labor" de La Alborada ("En el palenque". La Palanca. Número 1, 1 de mayo de 1908, p. 1). En este periódico, se publicaron con firma de Valdés los textos: "Canto libertario en homenaje a la 'Fiesta del Trabajo'" -que ya había aparecido en la edición del 1 de mayo de 1907 de La Alborada- y el discurso que Valdés dio en la celebración del segundo año de la Asociación de Costureras.
Con posterioridad al fin de la publicación de La Palanca en 1908, Valdés participó en Acción obrera al menos entre febrero y marzo de 1916 (Navarro, Jorge. "El lugar de la mujer en el Partido Obrero Socialista. Chile, 1912-1922". Izquierdas. Número 28, julio de 2016, p. 177-178).