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Sociedad Periodística “La Alborada”

Con la reanudación de la publicación de La Alborada en noviembre de 1906, el periódico tuvo un cambio en su orientación que condujo al énfasis en "las temáticas femeninas y también feministas". El medio comenzó a llevar el lema de "Publicación feminista", "lo que se manifiesta en un aumento de los artículos sobre los problemas referidos a las mujeres, proponiendo campañas específicas en pro de sus derechos, denunciando sus condiciones de vida o reivindicando con mayor claridad su papel en la lucha por la transformación" (López, Ana. "La Alborada y La Palanca. La narrativa feminista en la prensa obrera de mujeres. Chile, 1890-1915". Historia Regional. Año XIII. Número 28, 2010, p. 93-94).

En este contexto, la publicación llevó a cabo el proyecto de Sociedad Periodística "La Alborada", una sociedad por acciones liderada por Carmela Jeria (1886-1966), que se dedicó, principalmente, a promover la instrucción de las mujeres obreras.

El 3 de febrero de 1907 se dieron a conocer las primeras noticias del proyecto en La Alborada. Se informó que la primera reunión se celebró el 22 de enero en el local del periódico La Reforma, en el que se discutió el propósito de la sociedad y el aporte económico con el que debían cooperar las socias. En esta instancia también se eligió a la directiva, que estuvo formada por Jeria como presidenta, Esther Valdés como tesorera e Inés Macier como secretaria (Silvana G. "La Alborada se constituye en Sociedad por acciones". La Alborada. Número 30, 3 de febrero de 1907, p. 2).

En marzo de 1907 se publicó el proyecto de estatutos de la Sociedad Periodística "La Alborada". En el texto preliminar a los estatutos, se mencionó que la iniciativa se proponía "trabajar incansablemente por el bienestar económico e intelectual de las hijas del trabajo y del proletariado en general, mediante la propaganda escrita, instalación de bibliotecas, organización de conferencias y academias instructivas, para así despertar el gusto por la lectura y la instrucción en la mujer obrera para que de esta manera sepa afrontar con valentía los peligros que se presentan durante la existencia, a las que vivimos de nuestra cotidiana labor". En línea con lo anterior, en el artículo segundo de los estatutos, se sintetizó que el fin de la sociedad era "darle impulso al periódico feminista 'La Alborada", explotar el ramo de tipografía y difundir la ilustración en la mujer obrera, creando academias o secciones de instrucción o recreo" ("'La Alborada'. Sociedad Periodística en formación". La Alborada. Número 34, 3 de marzo de 1907, p. 3).

Con posterioridad a la aparición de los estatutos, se publicaron artículos que hicieron un llamado a las obreras a asociarse a la iniciativa. Esther Valdés invitó a las "colaboradoras y sostenedoras" a contribuir con el "mejoramiento social y económico de la mujer obrera" que iba a ser liderado por el proyecto. Valdés indicó que la formación de la sociedad obedecía exclusivamente "a ayudar por medio de la instrucción, a romper el yugo de ignorancia y explotación, en que hoy yace, puede decirse, casi la totalidad del inmenso gremio de obreras y que en el ochenta por ciento de las faenas del trabajo ella ocupa un importante lugar" (Valdés, Esther. "Hermosa iniciativa". La Alborada. Número 32, 17 de febrero de 1907, p. 1). En sintonía con este llamado, Carmela Jeria destacó el propósito del proyecto y la contribución de la primera veintena de socias que hasta marzo había participado, pues "mientras que la inmensa mayoría de las mujeres de trabajo permanecen llorosas, gimiendo en la triste impotencia de esclavas, se ha levantado airosamente un grupo para señalar la ruta que deben seguir sus hermanas de sufrimientos a medida que vayan despertando del sopor que las embarga". En su llamado a asociarse, Jeria destacó en particular la iniciativa de la Sociedad Periodística "La Alborada" de formar una Academia o Centro de estudios para obreras, el que "vendría a llenar una de las necesidades que más se deja sentir entre nuestro sexo: una biblioteca que procure buenos y útiles libros para que fácilmente la mujer obrera entre a trabajar por su propia emancipación" (Jeria, Carmela. "La Sociedad Periodística La Alborada". La Alborada. Número 34, 3 de marzo de 1907, p. 1).

Con el último número del periódico La Alborada, publicado en mayo de 1907, finalizó la entrega de información respecto a las actividades de la agrupación. Si bien la sociedad no llegó a fundar un centro de estudios ni una biblioteca, así como tampoco hay registro de la materialización del taller de tipografía manejado por obreras que se planteaba como proyecto en los estatutos, sí realizó actividades que buscaron posibilitar, en términos económicos y de organización, estos proyectos. En este sentido, hubo sesiones de la sociedad entre enero y mayo de 1907 y se realizaron actividades con el fin de reunir fondos para su funcionamiento y proyectos. Así, por ejemplo, en el número 32 de La Alborada se informó que en la última sesión de la agrupación se acordó "ayudar al diario obrero La Reforma con dos pesos mensuales" y "organizar una gran fiesta social a beneficio de La Alborada, para lo cual se nombró una comisión" ("A modo de crónica. Sociedad Periodística 'La Alborada'". La Alborada. Número 32, 17 de febrero de 1907, p. 2). Esta "fiesta social" se llevó a cabo el 6 de abril de 1907 y consistió en una velada literaria-musical, que se realizó en el "salón teatro de la Sociedad Instructiva Caupolicán", ubicado en Bascuñán Guerrero 351. La fiesta tuvo como fin "hacer la mayor propaganda en pro de los ideales de Instrucción y mejoramiento económico que persigue el periódico 'La Alborada'" y dar a conocer a la "familia obrera" el proyecto de la sociedad ("Gran fiesta a beneficio de la Sociedad Periodística 'La Alborada'". La Alborada. Número 36, 17 de marzo de 1907, p. 3). Esta "iniciativa en el ámbito cultural venía a complementar la labor que hasta entonces venía realizando, desde mediados de 1906 en Santiago, el Ateneo de Obreras. Y se relacionaba con una política de estas obreras, de ir construyendo sus propios espacios asociativos, en donde puedan plantear sus problemas libres de cualquier paternalismo masculino" (Lagos, Manuel. Feminismo obrero en Chile. Orígenes, experiencias y dificultades, 1890-1930. [Chile]: Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, 2019, p. 106-107).