La producción literaria de Augusto Orrego Luco fue diversa, además de sus libros de viaje, sus colaboraciones periodísticas o su trabajo como editor, las narraciones históricas también fueron parte de sus escritos. Según Armando Roa, "Orrego Luco amaba la historia; creía en el soberano efecto de los sentimientos y, como discípulo de Rousseau, como nostálgico evocador del pasado, le era un gozo descubrir ese poder en el cambio del curso de los tiempos" (Roa, Armando. Augusto Orrego Luco en la cultura y la medicina chilena. Santiago de Chile: Editorial Universitaria, 1992, p. 124).

Esta afición por la historia hizo que Orrego Luco dedicara varias décadas de su vida a componer una extensa obra relacionada con los eventos ocurridos un poco más de un siglo antes, durante el periodo de la historia de Chile denominado Patria Vieja (1810-1814).

En su obra La Patria Vieja -publicada en dos gruesos volúmenes, el primero en 1933 y el segundo en 1935-, Orrego Luco describió el periodo final de la colonia española en Chile, con el fin, primero, de encontrar las causas y circunstancias que desembocaron en el proceso de independencia nacional y, segundo, para dar cuenta de los hechos acontecidos entre la Primera Junta Nacional de Gobierno (1810), el denominado Desastre de Rancagua (1814) -cuya causa principal atribuyó al desorden en el mando del Ejército Libertador, provocado principalmente por las diferencias entre Carrera y O'Higgins, a quienes vio, indistintamente, como caudillos (Araneda, Fidel. Don Augusto Orrego Luco. Santiago de Chile. 1951, p. 56)- y el posterior exilio de José Miguel Carrera (1785-1821) y Bernardo O'Higgins (1778-1842).

De acuerdo con Fidel Araneda, esta obra tuvo un complicado proceso de publicación. En 1914 se iba a publicar en París, pero los originales se extraviaron, asimismo, unos años después iba a ser publicada en Barcelona, pero la imprenta sufrió un incendio que lo impidió. Finalmente, en 1933, Orrego Luco envío los originales a las prensas de la Universidad de Chile, pero falleció antes de que estos fueran publicados (Araneda, p. 57).